Científicos de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) acaban de publicar un artículo en el que alertan de las nefastas consecuencias de la superpoblación de cérvidos en ése país, que roza ya el millón y medio de ejemplares.
Según los autores, los ciervos están dañando cultivos, bosques (muchos de ellos de gran valor ecológico) y están envueltos en un gran número de accidentes de tráfico. Los por qués de este hecho están claros; en Reino Unido no existen depredadores importantes para estas especies y, salvo el zorro que puede capturar crías y el ser humano, la presión ejercida es escasa.
La asociaciones de protección de animales ya han puesto el grito en el cielo y exigen que se evite una masacre. Las autoridades se han apresurado a decir que todo se hará de la forma más humanitaria posible y que la carne será aprovechada como Dios manda.
En lenguaje llano podríamos decir que a los británicos "se les fue de las manos" y no supieron mantener sus especies de grandes depredadores que sin duda contribuirían a un mejor control de los cérvidos. Esperemos que aquí, lobos y osos puedan seguir presentes en nuestros ecosistemas y hacerlos más ricos y equilibrados, sin olvidar la adecuada gestión cinegética que, desde luego, es imprescindible para mantener los ecosistemas actuales.