Todos los años, por estas fechas, surgen noticias sobre accidentes de caza, muchos de ellos con consecuencias fatales. Recientemente se ha sabido de accidentes con resultado de muerte para el cazador en Galicia y Andalucía, y un herido en Cataluña. Además, un ciclista recibió un disparo en la provincia de Ávila.
Los accidentes de caza siempre han estado ahí. Según la fuente consultada, en España mueren en torno a 40 cazadores al año, si bien algo menos de la mitad mueren por causas distintas del disparo. Muchas personas intentan quitar "hierro" al asunto citando la mortalidad que se registra en otros deportes de riesgo, algo así como "mal de muchos consuelo de tontos". Eso sí, la muerte por un arma de fuego siempre "vende" más para ciertos medios de comunicación a los que les gusta mercadear con tan delicado trance.
La mayor parte de gestores y cazadores saben bien que la prevención es la prioridad en cualquier actividad cinegética y que en muchos casos son cazadores inexpertos los que cometen errores fatales.
A los que hemos crecido en familias de cazadores y amantes de la naturaleza, se nos enseñaba desde chicos el respeto y miedo que debemos tener a las armas y a la acción de cazar; "las carga el diablo", decía Papá y se nos daba una buena reprimenda si habíamos realizado un disparo que ponía en riesgo a otras personas o a nuestros queridos perros, "el próximo día de caza te quedas en casa".
Por lo tanto, la educación de los cazadores y una organización meticulosa de las cacerías (especialmente ciertas modalidades de caza mayor), han de ser las piedras de toque para reducir al máximo estos accidentes tan desafortunados.
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