Ciencia y Caza

Hace unos días leíamos en diversos medios de comunicación una noticia en la que se decía que las autoridades alemanas anunciaban la apertura de la veda para la caza mayor en el centro de Berlín.

Visto así suena un poco raro, pero si profundizamos un poco en el tema, quizás no lo sea tanto. Berlín es una ciudad con casi 200 km cuadrados de bosques y zonas verdes (casi 20.000 hectáreas) que ya quisieramos para muchos de nuestros cotos. En estas grandes áreas, que se intercalan con plazas y edificios, se han mantenido poblaciones silvestres de especies cinegéticas. Por ello es necesario gestionar y cazar para evitar que se produzcan conflictos, que podrían ser más graves si cabe por tratarse de zonas próximas a áreas muy pobladas, con mucho tráfico, niños...

Por tratarse de una "caza en condiciones especiales" por realizarse en zonas próximas a la población, o incluso, intercaladas con edificios, se adoptan una serie de medidas de seguridad también "especiales". Se conceden licencias personales a cazadores que acrediten una gran experiencia y responsabilidad y se autoriza la caza solo a primeras y últimas horas del día, cuando hay menos gente en los parques. Además, cada cazador autorizado, tiene que notificar horarios, fechas y zonas de caza al agente medioambiental correspondiente. De este modo, en todo momento, se conoce la situación y se puede controlar a cada cazador, evitando riesgos innecesarios. Una caza racional y controlada que da unos excelentes resultados.

El pasado año se cazaron en estas zonas de la capital, algunas de ellas próximas al centro de la ciudad, más de 2000 jabalíes y más de 500 corzos. Una actividad social, ecológica y económica de gran repercusión e interés.

A pesar de todo, surgen también voces discordantes que, casi siempre poco fundamentadas, rechazan frontalmente todo lo que tenga que ver con la caza de cualquier especie, pero ¿qué pasaría si no se cazara? Quizás habría que lamentar incidentes, seguramente alguno de ellos grave. Son curiosas algunas iniciativas propuestas como alternativa a la caza, piensos esterilizantes de dudosa eficacia o estrategias de disuasión mediante el colgado de pañales sucios en postes cercanos a áreas pobladas, en fin... existen incluso asociaciones de amigos de los jabalíes. ¿Qué nos quedará por ver?