Ciencia y Caza

El próximo mes de marzo se celebrará en Ciudad Real, de manos del IREC, una Conferencia Científica Internacional de Caza. Esta conferencia se suma al gran número de congresos, jornadas, másteres, seminarios y otros cursos que se han celebrado en los últimos años sobre caza. ¡Parece mentira!, dirán los que peinan canas, porque hace apenas unos lustros era muy difícil formarse en materia cinegética y hoy en día el que quiere, puede. Claro, las cosas han cambiado mucho; antes clase magistral, jornada de campo, mesa redonda y poco más, ahora métodos mucho más modernos, con educación personalizada y semi-presencial al alcance de todos los que tengan una “mínima” conexión de Internet, ganas de hacer kilómetros y paciencia para entender que la caza no son matemáticas. Pese a las oportunidades que brindan entidades públicas y privadas para formarse un poco más, parece que el cazador y gestor siguen estando un poco “reticentes” a participar. Este hecho tiene dos lecturas.

La primera lectura está en el “vacío histórico” sobre formación de materia cinegética. Se mire por donde se mire, hasta bien entrados los años ochenta no existía en España manera alguna de enterarse de qué iba el asunto, con la salvedad de las Escuelas de Ingenieros de Montes, Facultades de Biología y el archiconocido ICONA, así como iniciativas privadas que mantuvieron viva la llama. La segunda lectura radica en la desconfianza del cazador, gestor cinegético, aficionados y todos a la vez hacia la ciencia aplicada a la gestión cinegética. Este hecho bien podría deberse a cuestiones socioeconómicas que no nos corresponde comentar, pero estar, está.

“¿Y no habrá una tercera?”, se preguntarán ustedes, “¿no habrá otra razón por la que hemos estado tanto tiempo a la cola?”. Pues sí amigos, posiblemente suceda que no se ha sabido transmitir, desde el lado de los que “dan la charla y el curso”, lo que es realmente el arte de la gestión cinegética, como dijera nuestro querido Aldo Leopold. En más de una ocasión hemos escuchado clases magistrales y nos hemos llevado las manos a la cabeza, “éste no ha tocado un bicho en su vida, éste no pisa el campo desde hace tiempo…”, se escuchó.

Hay muchas razones para no formarse, para no acudir a la llamada de un curso, jornada o evento similar; dinero, tiempo, posiblemente poco aprovechamiento. Incluso en algunos cursos internacionales en los que se habla en inglés ni se traduce (porque el traductor nos sale “caro”). Pero también hay muchas razones para asistir, compartir experiencias, aprender algo nuevo y conocer a personas que “están en la pomada”. He aquí el estímulo para los que intentan formar, sean capaces de llegar a buen puerto, que formar, como gestionar caza, es todo un arte.