Ciencia y Caza

Nuestro protagonista del mes es la Asociación del Corzo Español (ACE), que ha sido galardonada con el premio Ciencia y Caza al "Fomento de la Investigación Aplicada a la Caza". Este premio reconoce la gran labor que esta asociación viene desarrollando desde hace ya varios años en defensa de la especie; es inevitable en España hablar del corzo sin hacerlo de la ACE.

Hemos querido conocer mejor esta asociación, y para ello entrevistamos a su presidente, Florencio A. Markina.

Preguntas:

P: Florencio, ¿cómo y cuándo surgió la idea de crear la ACE?
La Asociación del Corzo Español surge en pleno proceso de expansión del corzo, a comienzos del año 2000. Un fruto de la inquietud de un grupo de personas que, conscientes de la importancia que estaba adquiriendo este ungulado como especie cinegética, sintió la necesidad de apostar por su gestión racional y por mantener las poblaciones en estado silvestre y en equilibrio con su medio natural. Sobre la base de organizaciones de ámbito internacional de alto prestigio, como la British Deer Society, la singularidad de la ACE radica en que, desde sus inicios, aglutina una nutrida representación de diferentes colectivos sociales interesados por este cérvido, desde cazadores y aficionados a la naturaleza, hasta relevantes personalidades científicas del ámbito de la investigación faunística aplicada. Esto, sin duda, es lo que ha dotado a esta agrupación de una heterogeneidad de ideas que ha permitido afrontar las todas las cuestiones con un amplio espectro de puntos de vista. Una filosofía ecológica enriquecida, notablemente, con sólidos argumentos tendentes a demostrar que la caza sostenible es una herramienta necesaria de conservación.

P: ¿Cuáles son los fines de la ACE, cómo está estructurada?
Entre los fines la Asociación del Corzo Español, cabría destacar los siguientes aspectos:
• La promoción de estudios e investigaciones sobre el corzo español.
• La colaboración con las distintas administraciones en la adaptación, preparación y redacción de textos legales y órdenes de caza adaptadas a la realidad específica del corzo español.
• La realización de actividades docentes para técnicos, gestores y cazadores
• La edición de libros y publicaciones sobre el corzo español.
• Contribuir a la concienciación de los cazadores fomentando una caza selectiva de ejemplares de acuerdo con las disposiciones vigentes y el plan de caza aprobado, con independencia de la calidad del trofeo.
Como toda organización de este tipo, cuenta con una Junta Directiva que se renueva cada cuatro años, y una importante masa social, compuesta por personas y entidades interesadas por el corzo, gracias a la cual la ACE puede desarrollar toda su labor de conservación en torno a esta especie tan emblemática de nuestra fauna ibérica.

P: ¿Cómo podría resumirse la situación de conservación y gestión del corzo en España?
En general, y sobre todo en las últimas dos décadas, el proceso natural de expansión del corzo a nivel peninsular ha sido muy exitoso, llegando a colonizar prácticamente todo tipo de medios forestales y agrarios. Desde el inicio, la ACE ha puesto mucho énfasis en destacar la necesidad de una gestión adecuada a las características de los ecosistemas y basada en la realidad local de cada población. Pero, a pesar de ello, no siempre se han conseguido los objetivos planteados, y corremos el riesgo de que si no nos lo tomamos realmente en serio, en algunas zonas, la especie puede “morir de éxito” y tenga que ser la propia la naturaleza la que obre en consecuencia ante nuestra ineptitud.

P: En las últimas décadas mucha gente que casi no conocíamos el corzo ahora lo cazamos, ¿crees que los cazadores y gestores el corzo hemos sido capaces de “ponernos al día”?
Como casi siempre, la naturaleza nos toma la delantera y no somos capaces de afrontar con flexibilidad los cambios. Cierto es que el corzo, por sus características ecológicas –a caballo entre la caza mayor y la menor-, ha cobrado mucha popularidad entre los cazadores. Las Administraciones, muchas veces, se han visto desbordadas por la demanda de su aprovechamiento y por los daños agrícolas y forestales que, puntualmente, la especie provoca. Y no siempre se han sabido conjugar bien todos los intereses, y lo que es peor, no se han comprendido bien las necesidades y requerimientos del corzo a la hora de afrontar sus medidas de regulación. Algunos cazadores, por su parte, se han dejado llevar por una fiebre trofeística, en vez de pensar en resaltar los valores venatorios de este cérvido y en la necesidad de mantener el equilibrio de sus poblaciones. Pero ahí está, y estará, la ACE para recordar lo que al corzo le conviene y para conseguir que las cosas se hagan lo mejor posible.

P: ¿Cómo ves la situación de la investigación del corzo en España? ¿A qué temas de investigación se debiera prestar más atención?
Sin estar aun al mismo nivel que la investigación desarrollada en otros países europeos con mayor tradición corcera, en España se ha avanzado mucho y bien en este campo, y hoy en día contamos con buenos investigadores que trabajan con la especie. Sin duda uno de los retos del futuro se centra en la sanidad de las poblaciones de ungulados, en general, y en las poblaciones de corzo, en particular. Su extraordinaria expansión en la última mitad de siglo y las reintroducciones que se están produciendo–legales o ilegales- en muchas zonas, están provocando la aparición de problemas sanitarios en nuestra fauna cinegética, y el corzo, como es lógico, no es ajeno a este problema. Conscientes de ello, la ACE mantiene un convenio con el INVESAGA, de la Universidad de Santiago de Compostela, para el seguimiento sanitario de las distintas poblaciones de corzo de nuestro país a partir de muestras recogidas por los cazadores. Ello nos está permitiendo desarrollar un seguimiento continuado de las principales enfermedades que afectan a este cérvido y, en consecuencia, orientar su gestión convenientemente.

P: ¿Cuáles crees que han sido los mayores logros de la ACE en los últimos años?
Sin duda uno de sus mayores frutos del trabajo de la Asociación ha sido el de constituirse como la institución de referencia para la conservación del corzo en España. La asesoría a las Administraciones en la toma de decisiones de gestión que afecten a estas poblaciones, y la constante divulgación entre los cazadores acerca de la necesidad de desarrollar una caza sostenible para garantizar el equilibrio de la especie con su medio, han sido y son, los pilares fundamentales de nuestra inversión económica y de ideas. Por supuesto queda mucho trabajo por hacer pero la ACE ha ganado el suficiente peso específico entre todos los colectivos afectados, para que su opinión sea tenida en cuenta a la hora de tomar decisiones que afecten a este pequeño cérvido. Si de logros hablamos no podemos dejar de mencionar la “campaña corcino” que, primavera tras primavera, sigue recordando la importancia de respetar las crías de corzo a todos los colectivos relacionados con el campo.

P: ¿Y las cosas pendientes?
Muchas, sin duda, pero podríamos destacar algunas. La armonización autonómica de los períodos de caza, la concienciación de los cazadores por cumplir los cupos de hembras en sus aprovechamientos, el seguimiento sanitario de las poblaciones y, como no, las soluciones a la alta incidencia del corzo en los accidentes de carretera por atropello, son cuestiones sobre las que hay que seguir trabajando duro.

P: Un deseo para el futuro…
Que el corzo mantenga su condición de silvestre lejos de los intentos de manipulación amparados en logros económicos, y que la práctica cinegética responsable y sostenible, sea contemplada por todos los colectivos sociales, como una herramienta fundamental de conservación de un medio natural, que de natural, desgraciadamente, tiene cada día menos.