Hace unos años acudí a una charla en la que intervenía el Dr Florencio Markina. En ella explicaba cómo funcionaba la Asociación de Cotos de Caza de Álava (ACCA). Al final de la charla, Florencio resaltó la necesidad de preservar la dignidad de la caza hasta después del lance y nos habló de cacerías de jabalí en la que no se daba un trato adecuado a las piezas: jabalíes apilados en los remolques o encima de los todo-terrenos y animales colocados de mala manera en la plaza del pueblo para sacarse la foto, con tripas y otras partes anatómicas colgando y chorreando por todas partes. En aquellos años, cuando aún no existían las redes sociales, la cosa no me pareció muy importante, la verdad.
En estas semanas de intensa actividad cinegética en las que salimos al campo con mucha emoción y alegría, abundan en la red fotos mostrando perchas de todo tipo. En la mayoría de ellas se respeta la caza de manera escrupulosa, pero siguen existiendo algunas que son inaceptables. El esfuerzo y belleza del lance que hayamos vivido se tira "por los suelos" en el momento en que perdemos el respeto a la caza y nos pensamos que es un simple pedazo de carne que puede exibirse de cualquier forma. Quizás por eso la Asociación del Corzo Español convocó recientemente un concurso de fotografía para dignificar el animal abatido.
Desde hace muchos años nuestros abuelos y padres cuidaron con esmero la caza abatida, en muchos casos porque seguía siendo una parte importante de la dieta, en los dichosos años del hambre. Cada vez que vayas a tirar una foto con la caza que has abatido, piensa bien cómo la vas a hacer, porque ese será el mejor homenaje que le puedas hacer.
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