Hace pocas fechas tuvimos ocasión de conocer una noticia sobre la celebración de sendas monterías en una finca de Castilla La Mancha durante un solo fin de semana en el que se cobraron más de 700 jabalíes, cifra que resulta ciertamente sorprendente.
El propio Real Club de Monteros se pronunció en contra de dicha montería, con palabras contundentes y rotundas que muchos comparten, "queremos manifestar que esos abates se nos antojan inconcebibles para una modalidad de caza que se debe distinguir por su nobleza y por ejercerse sobre caza libre, salvaje y carente de la ayuda de artificios".
Así es, cada vez que alguien alardea de una percha monumental o presume de la cantidad de perdices, jabalíes, conejos, o cualesquiera de nuestras especies cinegéticas abatidas, nosotros nos preguntamos , ¿realmente disfrutaste del lance?, ¿es ésa la filosofía de caza que nos cedieron nuestros padres y abuelos? ¿es ése el mensaje que le quieres dar a tus hijos que están ahora comenzando? Y por supuesto, ¿qué consecuencias tiene en el medio ambiente cazar así? ¿será todo sobreabundacia de ciertas especies o la mano del hombre está detrás?
Quizás suene a romántico, pero contemplar cómo trabaja "la perrita" el bando de perdices o ver a la rehala sacar al macareno de su encame valen más que 700 jabalíes. La caza es caza y la carne, lo que está entre las rebanadas de pan a la hora del taco.