Este cartel me sorprendió en un bar de pueblo en el que, entre café, pincho de tortilla y partida de mus, los cazadores realizaban previsiones ante la próxima apertura de la temporada de caza.
Al parecer, el coto ofrecía dinero para "alquilar" rincones de tierra improductivos o difíciles de labrar para dar cobijo y alimento a las especies de caza menor y otra fauna silvestre, que también son de Dios.
En los últimos años muchos cotos se "han puesto las pilas", organizando mejor su actividad cinegética, lo que incluye censar la caza, establecer claramente días y cupos de caza y fijar aparcamientos, entre otras actividades.
Unos pocos han decidido dar el salto y gestionar ellos mismos, de una vez por todas, el hábitat, que está claro que la Administración no puede cuidar por nosotros.
Algo está cambiando en nuestros cotos; donde antes sólo había presupuesto para caza de granja, ahora también lo hay para el hábitat, seguramente el único camino para tratar de revertir la complicada situación que atraviesa nuestra querida y cada vez más escasa caza menor.