Todas las especies animales, incluida la humana, tienen comportamientos innatos, es decir, que se nace con ellos y por tanto no hace falta aprenderlos. La naturaleza, tan sabia e infinita, ha moldeado desde el inicio de los tiempos a sus criaturas, lo que conocemos como EVOLUCIÓN y de este modo unas especies "comen y otras son comidas".
Los depredadores son capaces de seguir, atacar y atrapar a sus presas de distintas maneras y las presas, a las que les va la vida en ello, deben de aprender desde los primeros momentos de vida cómo evitar a sus captores.
En estos días en los que la primavera se va consolidando tras un largo invierno, las corzas van pariendo y los corcinos son ocultados por sus madres en cualquier minúsculo resquicio de nuestro coto. Recordemos que las corzas son capaces de "detener" su gestación desde la cópula, que se produce en otoño, fenómeno que se conoce como "diapausa embrionaria".
El corcino expresa un comportamiento de ocultación y mimetismo muy desarrollado, permaneciendo inmóvil e impasible ante casi cualquier amenaza en ausencia de la madre. Lástima que este comportamiento no sea suficiente para detener a los predadores (especialmente zorros) y personas que aún siguen cogiendo corcinos pensando que están abandonados.
No viene mal recordar el "Proyecto Corcino" iniciado por la Asociación del Corzo Español en el 2004, que ha contribuido en buena manera a que la gente sepa que NUNCA se debe recoger ni tocar un corcino hallado en estas circunstancias: su madre estará cerca para protegerlo.