Una nueva polémica enfrenta a cazadores y ecológicas a raiz de la decisión del Organismo Autónomo de Parques Nacionales de licitar monterías y recechos en las fincas de titularidad estatal de Lugar Nuevo y Selladores-Contadores, en la Sierra de Andújar (Jaén), donde se encuentra una de las poblaciones más importantes de lince de nuestro país.
Para nosotros los cazadores está claro que la caza debe ir intimamente unida a la conservación y muchas de las labores de gestión que realizamos en nuestros cotos benefician tanto o más a especies no cazables como a las cinegéticas, por no decir que aquellas fincas o cotos que tienen caza son las que suelen tener más biodiversidad y abundancia de especies amenazadas.
En ese sentido, a pesar de que también hay bárbaros y desalmados que no cazadores, que practican malas artes y dan una pesima imagen a un colectivo casi siempre ejemplar, hay que destacar que, en muchas ocasiones, la conservación de especies, como el propio lince o el águila imperial ibérica, por nombrar algunas, ha ido y va, indiscutiblemente de la mano de la actividad cinegética, o ¿se nos olvida que Doñana es un terreno cinegético o que la mayoría de Parques Nacionales y otros espacios naturales son Reservas o Cotos de Caza?.
Desde Ciencia y Caza pensamos que la actividad cinegética es perfectamente compatible e indispensable para la conservación de especies amenazadas como el lince y que la adecuada gestión mediante la caza de cualquier terreno no debe suponer un riesgo para esa conservación.
El único camino para conseguir buenos resultados es la integración de todos los sectores protagonistas, entre los que debemos incluir a habitantes del medio rural, agricultores y ganaderos y, por supuesto, a cazadores.
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