Hace unos días aparecía en prensa una interesante y no menos curiosa noticia titulada “descubrimiento de una población mutante de zorros negros en el Parque Natural de la Sierra de Mariola, en Alcoy, Alicante”.
Aprovechando la coyuntura que nos brinda este hecho vamos a intentar aclarar algunos conceptos que pueden ser interesantes para entender la presencia de animales “extraños” en nuestros montes, sin caer en la tentación de recurrir a justificarlas con mutaciones en laboratorios ocultos o invasiones de otros países. Teorías ridículas casi todas pero que por el abuso de titulares en diversos medios de comunicación más o menos creíbles acaban haciendo mella en la sociedad y, algunas veces incluso, perjudicando al sector cinegético como coparticipe de la aparición de estos animales.
En primer lugar se encuentra el albinismo. Los animales albinos presentan una alteración genética que le impide sintetiza melanina, que es el pigmento de los tejidos. Estos animales son totalmente blancos (no tienen ningún pigmento) incluso sus ojos son rojizos porque la pupila no tiene melanina y se refleja la sangre de los vasos capilares. Existen numerosos ejemplos en el mundo animal desde el famoso gorila “Copito de nieve” hasta los conejos y ratas de laboratorio. Pero también dentro de las especies cinegéticas existen estos individuos, ciervos y gamos albinos suelen aparecer de vez en cuando, sobre todo en estos últimos. También se ven jabalíes, hurones, conejos y perdices. Sobre todos ellos suelen acabar recayendo supersticiones y mal fario si se abaten: “Mala suerte da matar un animal albino”. Sin embargo, su proliferación puede suponer un riesgo genético para la población a la que pertenecen y es recomendable no dejarlos escapar, aunque generalmente la naturaleza es sabia y colabora en su desaparición.
Continuamos con el melanismo. Los animales melánicos al contrario que los albinos, tienen una capa totalmente negra como consecuencia de un exceso de pigmentos (melanina). El ejemplo perfecto es la pantera y el jaguar, ambos son la misma especie Pantera onca, el primero es la variedad melánica. Del mismo modo, en la naturaleza podemos observar individuos melánicos de diversas especies como los jabalíes, mustélidos y conejos. En general, la supervivencia natural de estos individuos es mayor que la de los albinos, que con su capa blanca y los problemas de visión que padecen (son muy sensibles a la luz), tienen pocas esperanzas de supervivencia. Por ello, no es infrecuente que estos individuos se reproduzcan y resulte frecuente observar poblaciones con un número significativo de individuos melánicos.
Por último se encuentran ejemplares mutantes, que no protagonizan ninguna película de ciencia ficción, ni tienen superpoderes. Únicamente son individuos que han sufrido alguna mutación genética (cosa que sucede constantemente y es el resultado de la evolución natural de las especies). Dicha mutación puede provocar un cambio en la coloración de su pelo, alguna deformación física, algún ligero cambio anatómico (becadas de pico corto), etc. En el caso de los zorros de Sierra Mariola, tienen una capa negra con la punta de la cola blanca (no son melánicos). Son zorros rojos (Vulpes vulpes) pero de capa negra.
Fuera de esta clasificación se encuentran los híbridos (cruce entre ejemplares de diferentes especies pero mismo género, por ejemplo la perdiz roja ibérica y la perdiz chukar) y los mestizos (cruce de ejemplares de la misma especie pero de diferentes razas, por ejemplo el mestizaje de conejo de monte silvestre con conejos domésticos de diferentes razas). Estos animales suponen un riesgo grave de contaminación genética de las especies silvestres autóctonas, que redunda en una pérdida de viabilidad a medio y largo plazo. Los híbridos y mestizos ocasionan grandes quebraderos de cabeza a los investigadores a la hora de determinar si son o no mutaciones naturales, así como la creación de métodos de detección de individuos puros. En este aspecto, lamentablemente existen infinidad de ejemplos, como el anteriormente mencionado cerdalí (explicado extensamente en otro artículo de cienciaycaza), la hibridación de la perdiz roja y la perdiz chuckar (actualmente FEDENCA lleva a cabo un ambicioso proyecto para determinar la pureza de las poblaciones silvestres), la hibridación de codornices europeas con japonesas o de ciervos ibéricos con europeos por citar algunos ejemplos.
Los primeros casos, albinismo y melanismo o las mutaciones, suceden de forma espontánea en la naturaleza y no tienen mayores consecuencias que, casi siempre, una mera anécdota o un curioso trofeo. En el caso de híbridos y mestizos, la mano del hombre es la responsable y, como casi siempre también, los daños a largo plazo son de extrema gravedad en las poblaciones locales.
Por todo ello, es responsabilidad de todos evitar estas alteraciones que suelen venir de la mano de repoblaciones con animales de orígenes incontrolados, desconocidos o, incluso, ilegales que, a la larga, traerán consecuencias desagradables para nuestro coto y, probablemente también el de los vecinos.