Ciencia y Caza

Quedan pocas jornadas de caza, algunos han tenido que cerrar ya por diversas causas. Los de menor por la falta de piezas que, en la mayoría de los casos solo salva el conejo o, a veces, ni eso. Los de mayor, algunas veces incluso por la falta de escopetas. Si, si, decimos bien, la crisis está afectando también al mundo cinegético y cada vez es más difícil completar armadas y traviesas con puestos "de pago", al menos a los precios de hace pocos años.

En cualquier caso, como todos los años, llega el momento de hacer balance, de evaluar los resultados. Es la hora de plantearse nuevos objetivos para la próxima campaña, como aquel que tras la nochevieja, comienza el año cargado de buenas intenciones que, desgraciadamente, no siempre se cumplen.

Probablemente, el sentir general de todos nosotros es que la temporada no ha sido del todo mala, o sí. La caza mayor responde cada día mejor y la menor, pues bueno, el conejo salvó muchos cotos como decíamos, las liebres en Castilla y León parece que se van recuperando, las becadas llegaron al final animadas por los fríos del norte, los zorzales irregulares pero aceptables y las palomas que, con el apoyo de las tórtolas, casi nunca fallan. Es un resumen somero y casi seguro que no se ajuste al caso particular de cada uno, pero si al sentir general de una temporada marcada por las temperaturas suaves y la sequía intensa.

Ambos datos, calor y sequía, deben preocuparnos en lo que al mundo cinegético respecta. De seguir así, pueden provocar un mal año de cría de muchas especies y, lo que es más grave, una importante explosión de pulgas, garrapatas... que transmitirán enfermedades con eficacia. Por no hablar de las dificultades que van a encontrar perdices y otras aves para incubar por la baja humedad o los pollos que nazcan para alimentarse por la falta de ribazos y arroyos donde encontrar insectos y agua para beber. Como la primavera no llegue acompañada de lluvias, el próximo verano se presenta complicado, muchos manantiales tendrán dificultades y, seguramente, los pastos no podrán mantener ganado ni caza desde muy pronto.

Quizás seamos un poco catastrofistas, es verdad, pero sirva este artículo para hacernos reflexionar y, sobre todo, para animarnos a empezar a planificar y a plantear la gestión del coto hasta la próxima temporada. Probablemente sea imprescindible pensar ya donde colocar bebederos o construir alguna charca, la intendencia para rellenarlos o incluso cuando comenzar. Será conveniente planificar alguna siembra, construir o recuperar algún vivar para conejos, algún perdedero para las liebres o comederos para las perdices. Si queremos mejorar nuestros trofeos ciervos y corzos probablemente necesitaremos bloques de sal e, incluso, algún apoyo en forma de forraje de cara al verano o a lo más crudo del invierno que puede que todavía esté por llegar. Los jabalíes se adaptan mejor a las condiciones difíciles, pero las buenas monterías comienzan ahora, respetando zonas para que los animales críen, fomentando siembras, desbrozando donde hace falta, manteniendo bañas y, sobre todo, gestionando esperas y otros permisos por daños a lo largo del año con sentido común.

Es tiempo de gestión, de campo y de caza porque, por suerte, el monte no cierra en febrero.