Hace algunas semanas conocíamos los datos publicados por la Dirección Xeral de Conservación da Natureza, de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas de Galicia, sobre el aprovechamiento cinegético correspondiente a la temporada 2011-2012 en esa Comunidad, señalando que se capturaron cerca de 15.000 jabalíes durante esa temporada, 1.700 más que en la campaña anterior.
La Xunta destaca que las capturas de jabalí aumentaron un 63% en las tres últimas temporadas con respecto a los años anteriores, un hecho común a lo que está sucediendo en buena parte de nuestro país con esta y algunas otras especies de caza mayor que no solo aumentan sus censos sino que además colonizan territorios en los que llevaban muchos años ausentes o nunca habían estado, al contrario de lo que ocurre por ejemplo con la perdiz roja y en este sentido merece la pena preguntarse cuales son las causas de tan importante cambio en el equilibrio de nuestros ecosistemas.
Como casi siempre cuando consideramos estos asuntos, la respuesta no es sencilla y podemos apuntar diversas causas que están llevando a esta situación.
Entre ellas destacan la política forestal de muchas comunidades que ha llevado a reforestar amplias extensiones de baldíos y zonas de matorral que no propiciaban la presencia de jabalíes o corzos y que, sin embargo, ahora cubiertos de pinos principalmente si la favorecen. No debemos olvidar tampoco el abandono del medio rural y con él, la importante merma de ganado de nuestros montes, lo que reduce la competencia directa por los recursos disponibles, así como las molestias a esos ungulados. Por otra parte hay que sumar también el desequilibrio existente entre presas y predadores con la escasez de estos últimos cuando se trata de caza mayor. Pocos enemigos tienen jabalíes o venados salvo el hombre o el lobo donde lo hay.
Por último, también es verdad que cuando tratamos de estadísticas de caza puede hablarse de un incremento de los resultados por la mayor eficacia de los cazadores que cada vez disponemos de mejores armas, pasando de escopeta a rifle en muchos casos y por la mejora organizativa de ganchos y monterías de muchos cotos sociales provocada por la experiencia adquirida en los últimos años.