En estas fechas tan delicadas para nuestra caza menor, cuando las perdices se disponen a poner e incubar su futura prole, es cuando más importantes son las medidas de mejora del hábitat, medidas repetidas hasta la saciedad en cursos, congresos, proyectos y artículos científicos. Sabemos que no es fácil luchar contra un sistema agrario tan agresivo como el planteado en la mayoría de España pero, ¿por qué no intentarlo?
Tranquilos, que no hay que remover Roma con Santiago, tan sólo es necesario un cambio de mentalidad, difícil al principio pero eficaz al final. La opción que planteamos es comprar, alquilar o, incluso, negociar con los agricultores las lindes más valiosas de tu coto, allá donde las patirrojas suelen anidar, las liebres y conejos buscan refugio y donde otras muchas especies de fauna, especialmente aves, hallan cobijo y alimento. Caso a parte serían las manchas de monte bien gestionadas en las que nuestra caza mayor encontrará también el refugio necesario para vivir.
Lo que es una realidad en países de nuestro entorno como Francia y Reino Unido, en España sigue brillando por su ausencia. ¿Por qué no intentar criar caza silvestre ayudándonos de las lindes?