De nuevo nos llega una noticia sobre introducción ilegal de especies cinegéticas alóctonas (no nativas) en nuestro país. Según las informaciones aparecidas en los medios, la Guardia Civil ha desarticulado una red que introducía ciervos procedentes de otros países europeos. Estas prácticas no son algo nuevo, sino que llevan produciéndose durante décadas.
En el pasado, se entendía que la suelta de especies alóctonas con fines cinegéticas podía ser una opción razonable para rentabilizar muchos cotos de caza y de hecho, tanto en España como en otros páises de nuestro entorno, la propia Administración favoreció la entrada de fauna "foránea". Con el tiempo, los estudios fueron revelando que eran demasiados los riesgos que estas sueltas podían infringir en las especies y los espacios en los que eran soltadas. Un ejemplo cercano puede ser las poblaciones de ungulados que fueron introducidas en las Islas Canarias, que en ocasiones han mostrado ser muy perjudiciales para la flora autóctona y la liberación de perdices híbridas que han contaminado nuestras patirrojas.
¿Se imaginan un ciervo de Doñana capeando el clima de Escocia? ¿Se entendería un macho de perdiz cantando en Suecia? ¿Y qué me dicen de una cabra montesa en lo más profundo de la selva Amazónica?
Por suerte la Ciencia ha puesto en evidencia estas prácticas y las Autoridades andan "ojo avizor". Aprovechamos esta noticia para comentar un artículo publicado por Juan Carranza y sus colaboradores que encontraréis en la sección de Ciencia y Caza.