Tras un comienzo de temporada bastante desalentador en muchos tradicionalmente conejeros de nuestra querida "tierra de conejos", Hispania, merece la pena pararse a analizar cual es la situación en la que nos encontramos e incluso a atrevernos a predecir el futuro de la especie a medio plazo si no tomamos algunas medidas.
A los ya históricos problemas de la especie causados por la mixomatosis primero, la enfermedad hemorrágica vírica después y a los que se les han ido añadiendo otros no menos importantes como la agricultura intensiva y la destrucción del hábitat y, por que no decirlo, una mala gestión cinegética en algunos casos, hay que añadir en los últimos meses la aparición de una nueva cepa del virus de la enfermedad hemorrágica que está causando estragos, en muchos casos de forma silenciosa, en importantes áreas cunícolas de España.
Esta nueva cepa tiene como característica a destacar, además de su elevada capacidad infectiva y de transmisión entre enfermos y sanos y una enorme tasa mortalidad asociada, la capacidad de afectar a ejemplares de pocas semanas, aspecto diferencial con las cepas conocidas hasta la fecha en el campo español, que no causaban bajas en los animales tan jóvenes, protegidos por la inmunidad transmitida por la madre a través del calostro.
Todo ello hace que nos situemos ante un panorama, cuando menos desalentador y de difícil gestión. Si bien, como todo reto, requiere de medidas rápidas e intensas que traten de revertir la situación, ayudadas sin duda por la gran capacidad de la especie de afrontar dificultades y recuperarse aún cuando las cosas están complicadas.
Son imprescindibles actuaciones como las que ya se barajan en algunas Comunidades Autónomas de adelantar la fecha de cierre de la temporada para la especie, así como trabajar intensamente en la recuperación del hábitat propicio para que las poblaciones puedan alcanzar un tamaño suficiente como para tratar de afrontar en mejores condiciones un posible brote de ésta u otras cepas víricas.
Además, quizás merezca la pena reabrir el debate sobre el interés de vacunar, al menos a algunos efectivos en las zonas de mayor riesgo para tratar de combatir la aparición del virus y dar así más oportunidades a que los animales puedan ir generando un incremento en su inmunidad natural. En este sentido en España contamos con tres tipos de vacunas muertas Arvilap (Laboratorios Ovejero), Cylap (Laboratorios Fort-Dodge) y Cunipravac (Laboratorios Hipra) que previenen la citada enfermedad. También existe en el mercado otra vacuna Nobivac Mixo-RHD que protege frente a ambas enfermedades, si bien, según se recoge en su ficha técnica, no se recomienda la vacunación de los animales antes de las 5 semanas de edad y la inmunidad se establecería en las tres semanas siguientes por lo que en las condiciones de la nueva variante RHD puede que ya estuviéramos llegando tarde, además de que cuenta con un precio que difícilmente podrían asumir muchos cotos.
Por otro lado, ante la elevada mortalidad que se ha producido en los últimos meses en explotaciones de conejo para producción cárnica, principalmente en Cataluña, los productores y veterinarios han recurrido la vacuna francesa Filavac VHD procendente del Laboratorio Filavie, vacuna que es muy eficaz los 7 días después de aplicarse y con una protección total frente a una exposición en condiciones experimentales. El laboratorio confirma que Filavac VHD protege contra la nueva variante. Desde julio se están vendiendo numerosas dosis en España a pesar de que no se comercializa aquí y los veterinarios han tenido que solicitar autorización para su importación.
En cualquier caso, tendríamos que valorar muchos más detalles al respecto, como los aspectos relacionados con el momento adecuado para la aplicación, los métodos de captura o la dificultad de capturar a animales tan jóvenes para realizar la vacunación entre otros. Sin embargo, parece evidente que toda medida a valorar para ayudar a la especie es poca, ante el panorama que nos estamos encontrando.