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Previsiones para la temporada I: Caza menor

30 September 2013

Llega el mes de octubre y con él los olores de nuestra infancia, a campo, a leña y fuego, a humo, a monte, a cuero, en definitiva, a CAZA. Todas esas sensaciones vienen además acompañadas de otra más, la incertidumbre sobre como se presentará la nueva temporada, si el monte responderá y las expectativas que siempre nos generamos, muchas veces cegados por una ilusión exagerada, serán reales.

Toca ya preparar el equipo, las armas, los perros, los remolques y salir al campo a intentar disfrutar de nuevo y a compartir esos lances, que tanto tiempo hemos estado soñando, dibujando en nuestra mente y repensando, con amigos, compañeros de cuadrilla y con nuestros inseparables perros.

Mientras llega ese momento, el de salir al monte, es tiempo de intentar hacer pronóstico y hablar de cómo puede presentarse esta nueva temporada cinegética y, aunque debería ser cada uno quién mejor supiera como está su coto o su finca, intentaremos dibujar una humilde silueta de la situación cinegética general que se plantea para los próximos meses, tanto para la caza menor como para la mayor en la Península Ibérica.

Quizás, aún a pesar del intento, podríamos resumirla con una expresión bien conocida por todos, este año, como casi siempre, en lo que a la caza se refiere, nos podremos encontrar de todo como en botica. Dependerá de la finca o coto en el que cacemos, del clima, de la especie, incluso de la suerte y, sobre todo, de la gestión y el esfuerzo de meses previos en los que hemos tenido que sembrar mucho para recoger, al menos, un poco.

Comenzando por la menor

Si analizamos la situación general del tridente estrella de la menor en España, perdiz roja, liebre ibérica y conejo de monte y sin olvidar nunca la expresión del párrafo anterior, podríamos ante todo decir que, en general, las poblaciones se encuentran muy alejadas de su potencialidad real, incluso algunas de ellas en importante riesgo de desaparición en numerosos cotos.

Es bien sabido por todos que la perdiz roja atraviesa por un momento crítico y, aunque iniciativas necesarias y bien intencionadas pero de poco efecto real hasta el momento estén intentando cambiar las cosas, somos nosotros, cada uno en nuestro coto, los que debemos cuidarla con la gestión diaria y directa del monte, de los predadores, de los puntos de agua y alimento cuando son necesarios y, sobre todo, como se está haciendo ya en algunos países de Europa con éxito, llegando a acuerdos locales con los agricultores de la zona para dejar zonas libres de herbicidas, estimular la producción ecológica, respetar las rastrojeras de forma adecuada, cuidar los linderos, regular fechas para determinadas labores agrícolas y otras muchas actuaciones que son, sin duda, parte de la base de la recuperación de la especie. Mientras tanto debemos ser responsables de nuestros actos porque de donde no hay no se puede sacar y si no somos capaces de realizar un aprovechamiento cuidadoso y sostenible, pronto no podremos hacer ninguno. Seguramente la perdiz contará con una temporada floja, marcada por una cría irregular y, salvo raras excepciones, necesitada urgentemente de pocos días de caza y cupos limitados un año más.

La liebre ibérica, por el contrario, parece repuntar en los territorios lebreros por excelencia, sobre todo en Castilla y León, donde no hace mucho llegó a encontrarse casi desaparecida en zonas de gran tradición por el dudoso control de las plagas de topillos mediante envenenamientos masivos e irracionales. La gestión de la especie esta temporada pasará también por un aprovechamiento responsable, prestando especial atención al momento en que las primeras hembras se empiecen a cazar preñadas, aspecto que vendrá muy ligado a como sea de frío y húmedo el invierno que ya se nos hecha encima.

En el caso del conejo de monte es muy complicado establecer una tendencia general aunque si analizamos los grandes números de capturas totales en España, probablemente también disminuyan con relación a los de temporadas precedentes. A pesar de que la reproducción en general no fue mala, la errática aparición de brotes de mixomatosis a finales del verano, la dificultad de su recuperación mediante repoblaciones y la temida aparición de la enfermedad hemorrágica vírica en ocasiones de forma casi solapada a la mixo, seguramente se lleven por delante muchos más ejemplares que los que podamos aprovechar en la caza. Es necesario sin embargo insistir en que todo lo dicho no tendrá sentido para muchos que cuentan con la suerte, en ocasiones dudosa, de poder o tener que cazar conejos todo el año y mediante diversas modalidades para prevenir o, al menos, minimizar los graves daños que provocan a la agricultura o a las vías de comunicación.


Pablo Pereira. Retratos de Fauna
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