Con este artículo comenzamos una serie de notas breves para explicar algunas técnicas utilizadas en investigación cinegética, no siempre fáciles de entender si no se está familiarizado con las mismas.
El radio-seguimiento o “radio-tracking” en inglés, es una técnica frecuente utilizada en un gran número de especies cinegéticas, basada en la localización de animales utilizando ondas de radio. Para ello, el animal debe portar un dispositivo transmisor que emita dichas ondas, en frecuencias por lo general cercanas a los 150 MHz, y que éstas sean localizadas por un receptor.
Los dispositivos transmisores tienen que pesar lo menos posible y como norma, ningún transmisor debe superar el 5% del peso vivo del animal. Una cuestión importante es dónde colocar el transmisor para que éste no suponga molestia alguna para el animal. En la mayoría de las especies se coloca en el cuello a modo de collar (especialmente mamíferos) o bien en el dorso (aves). Para evitar equivocaciones, cada transmisor debe de tener una frecuencia distinta a la hora de estudiar varios animales y es preferible que las frecuencias estén “lejanas” entre sí. Por ejemplo, si tenemos que seguir dos animales será mejor que las frecuencias sean 150.100 y 150.900 que 150.100 y 150.120, ya que estas dos últimas están más cercanas que las primeras.
En lo que respecta al receptor, éste debe de ser capaz de localizar las distintas frecuencias sin confundirlas entre sí, con la suficiente potencia para diferenciar ondas de radio de animales distintos a distancias considerables.
El radio-seguimiento se utiliza en animales que no realizan migraciones ni grandes desplazamientos, ya que por lo general los receptores tienen un campo de acción reducido, si bien hay variaciones importantes entre distintos receptores y transmisores. Por ejemplo, en caza menor los receptores convencionales son capaces de detectar animales a varios kilómetros de distancia, mientras que en caza mayor esta distancia puede superar la decena sin problema.
Gracias al radio-seguimiento podemos saber dónde está el animal y en muchos casos es posible determinar la causa de muerte si ésta se produce. Incluso, hay transmisores que modifican el ritmo de la señal de la onda si el transmisor no se mueve durante un tiempo, lo que se conoce como “detector de mortalidad”. Como inconvenientes más notables podemos destacar la dificultad de detectar los transmisores a grandes distancias, la influencia negativa de terrenos abruptos y la duración de la batería. Un collar para un ave o pequeño mamífero no suele superar los 300 días de duración.
El radio-seguimiento fue desarrollado durante la década de los sesenta y setenta, imponiéndose como metodología en estudios de campo hasta nuestros días, si bien la irrupción del GPS ha supuesto una auténtica “revolución”, especialmente en especies migratorias, aunque su precio es muy elevado.
En los últimos tiempos la disponibilidad del radio-seguimiento se ha visto incrementada notablemente y no son pocas las empresas de gestión que ofrecen realizar esta técnica, especialmente cuando se acomete una liberación de animales dentro de una repoblación o reintroducción.
Gracias al radio-seguimiento y otras técnicas que comentaremos más adelante es posible saber de forma fehaciente la supervivencia, el área de campeo (la superficie de terreno que ocupa un animal), qué hábitat prefiere la especie estudiada y si sucede la muerte, por qué se produjo. Lo que antes era “ciencia-ficción” más propio de documentales de La 2, ahora es realidad y rutina en muchos cotos de España.
Lectura recomendada;
MECH, D. Hanbook of animal radio-tracking. 1983. University of Minnesota, Estados Unidos.