En estos momentos tan críticos para tí quisiéramos hacerte llegar todo nuestro ánimo y buenos deseos para que puedas sacar adelante a tu pollada. La verdad es que no lo tienes nada fácil.
Te enfrentas a un hábitat empobrecido, sin apenas lugar seguro donde resguardar tu puesta y afrontar con ciertas garantías la incubación. Apenas quedan lindes y márgenes sin cultivar que tanto aprecias y en los que antaño, solías sacar adelante incluso dos polladas con la ayuda de tu compañero.
A la falta de un buen hogar para tus huevos se suma a la facilidad para que zorros, gatos y perros asilvestrados, córvidos y otras muchas criaturas con las que compartes medio acaben sacando provecho de la situación y tus huevos e incluso tú misma, sean presa fácil y acabes así.
En caso de poder llegar a iniciar la puesta y continuar la incubación, no siempre tendrás un buen lugar para coger fuerzas y beber agua, un gran problema en la árida tierra ibérica. Tampoco te librarás de molestias humanas variadas, desde un "quad" a todo trapo hasta un caminante perdido, pasando por maquinaria agrícola variada y paseantes varios. Y, en caso de que tus huevos lleguen a eclosionar, ¡¡menudo papelón!! Te las verás y te las desearás para encontar comida para tus polluelos y de nuevo no será fácil zafarte de tanto predador animal (y humano). Tus perdigones serán codiciados por muchos insensatos que presumirán de tener una perdiz que criar durante el verano.
Lo peor de todo, querida Perdiz Roja, es que muchos que dicen quererte realmente no te cuidan cuando más lo necesitas. Y, por si fuera poco, no sólo eres tú la que está en esta situación, sino gran parte de la avifauna española.
Querida Perdiz Roja, no desistas en tu empeño y, si puede ser y el año viene bueno, pon dos nidos que tu macho te lo agradecerá.
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