Recientemente hemos conocido que la temporada pasada se generaron en el entorno de Picos de Europa 640.000 € por la caza. Una cifra nada desdeñable más si cabe en estos tiempos de crisis que, por desgracia, nunca acaba de terminar.
Tal vez suene directo y ciertamente crudo, pero el dinero es una de las justificaciones de la actividad cinegética en la actualidad. El ejemplo de Picos de Europa es también aplicable a las planicies de Castilla-La Mancha, los montes andaluces y extremeños y las sierras que surcan el norte y este de España, sin olvidar todos los humedales y otros parajes en ocasiones de difícil acceso.
El dinero de la caza ha sido objeto de interés en numerosos foros y congresos, con trabajos científicos sobre la materia, como la Tesis materializada por Bernabéu en 2000 sobre el impacto de económico de la caza en Castilla-La Mancha. Algunas aportaciones realizadas por la Federación, medios de comunicación varios y otros organismos públicos y privados ligados a la caza hablan de cifras entre los 1.800-3000 millones de euros al año, con gran variabilidad entre las distintas fuentes. En todo caso se evidencia una gran importancia económica, de especial interés en zonas rurales al ser aquí donde se practica esta actividad. Pensemos además en los puestos de trabajo generados, dado que en la caza convergen vendedores de armas y ropa de caza, ingenieros, biólogos, gestores y propietarios de terrenos, guardas de caza, hosteleros, fabricantes de armas, munición y todo-terrenos, veterinarios y otros técnicos de campo. En total podríamos hablar de más de 100.000 puestos de trabajo generados por la caza.
Aunque es necesario incrementar los conocimientos sobre este tema, cabe preguntarse si en Picos de Europa se podrían generar estos ingresos sin la caza. El turismo no cinegético y las actividades al aire libre producen cada vez más dinero, claro está, pero un cazador puede gastar en un día más dinero que un autobús de excursionistas. Como siempre, ambas actividades deben de convivir y, ante todo, generar recursos económicos para nuestro Campo, que del aire no se vive.