Pues sí, avanzan imparables los días y los meses y como todo en esta vida, la media veda llegó un año más. Y como siempre llegó cargada de ilusión y esperanza por una temporada de abundancia, diversión y caza con mayúsculas.
Sin embargo, como siempre también desde hace ya varios años la codorniz se está presentando irregular. A pesar de los buenos augurios de una primavera húmeda y generosa en vegetación e insectos, tan convenientes ambos para la buena cría y la permanencia de las pequeñas galliformes en nuestros cotos, los cazadores de zonas codorniceras clásicas por excelencia han visto de nuevo recortados, en ocasiones con bastante diferencia, sus sueños de caza y sus perchas.
Apenas han soportado las codornices los primeros envites del ansiado día 15 y poco más, censos reducidos y lances limitados en muchos acotados que dan lo justo para animarnos a salir un par de días más.
Ahora llega el momento de los comentarios, de las dudas necesarias y de las respuestas a la difícil situación que atraviesa nuestra protagonista de la media veda. ¿Qué le pasa a la codorniz? ¿Porqué son tan diferentes las perchas de este último lustro comparadas con las que hacían nuestros padres?
Es tiempo ya de reflexión y de actuación, orientada a una gestión sostenible de muchas especies que, de no tomar medidas urgentes, dentro de no tantos años será difícil escuchar en nuestros campos. Y una vez más llega la hora de plantear la cuestión más difícil, trabajar juntos, administración, cazadores, agricultores e incluso ecologístas de los buenos, por un hábitat mejor para nuestras galliformes y otras especies que requieren ya, casi de forma imprescindible, de algunas atenciones que les den un pequeño empujón.