La caza que no se abate "a la primera" presenta dos problemas; el primero es la ausencia de bienestar en la pieza y el segundo la posibilidad de no cobrar la caza herida.
A muchos que vamos "con la escopeta al hombro" nos han dado ganas de tirarla al suelo al ver que no éramos capaces de dar un final digno a la caza, pero ¿por qué fallamos los disparos?
Un estudio realizado en el Reino Unido estudió la certeza de los disparos en varias especies de ciervos. Un total de 102 cazadores se prestaron al estudio, recogiéndose datos de 2281 disparos. El 96% de los disparos alcanzaron a los ciervos y en el 93% de los mismos el disparo fue certero.
Mediante un modelo estadístico se pudo determinar que los disparos menos eficientes se relacionaban con una postura incómoda al disparar, disparar sin tiempo suficiente, disparos muy lejanos, un calibre inferior a los 75 gramos, ciervos en movimientos y en zonas no conocidas bien por los cazadores, así como cazadores poco experimentados. Como es lógico, las recomendaciones del estudio son claras: evitar las anteriores condiciones para incrementar la posibilidad de realizar un disparo limpio y certero, así como practicar más a menudo.
Referencia del artículo:
Aebischer, N. J., Wheatley, C. J., & Rose, H. R. (2014). Factors Associated with Shooting Accuracy and Wounding Rate of Four Managed Wild Deer Species in the UK, Based on Anonymous Field Records from Deer Stalkers. PloS one, 9(10), e109698.