La gestión de las especies sedentarias es muy distinta de las migratorias, dado que estas últimas recorren en ocasiones miles de kilómetros entre sus áreas de invernada y cría. Por tanto, la existencia de una especie migratoria en nuestro coto es el resultado de la gestión allá donde cría e inverna. Este es el caso de nuestra querida becada, especie sobre la que poco a poco se van realizando más trabajos científicos.
Un trabajo firmado por Hobson y colaboradores estudió el origen de las becadas cazadas en España, analizando los isótopos estables de hidrógeno en plumas de becadas juveniles. Esta técnica, que a algunos les puede parecer "ciencia ficción", consiste en determinar el grado de correspondencia de estos isótopos con los que existen en distintas regiones geográficas.
Tras analizar 802 becadas cazadas entre los años 2007 y 2009, se determinó que la mayor parte de las becadas procedían de Europa del Este (60%) y la región Báltica (30%), mostrando un origen similar al de las becadas cazadas en Francia, si bien, en el país galo la mayor proporción de becadas procedió de la región Báltica.
Los autores sugieren que dado que las becadas cazadas en ambos países proceden de lugares casi idénticos, es necesario realizar un plan de gestión conjunto y destacan la necesidad de conservar zonas muy importantes para la reproducción de la arcea, como el este de Rusia, el sur del Báltico, Bielorrusia y oeste de Rusia.
Referencia del artículo:
Hobson, K. A., Van Wilgenburg, S. L., Guzmán, J. L., & Arroyo, B. (2013). Origins of juvenile Woodcock (Scolopax rusticola) harvested in Spain inferred from stable hydrogen isotope (δ 2H) analyses of feathers. Journal of Ornithology, 154(4), 1087-1094.