Pocas cosas hay que nos hagan sentir tan vivos como el canto de las perdices al amanecer, especialmente cuando se trata de un día de caza. Como tantas otras aves diurnas, las perdices cantan durante el amanecer y atardecer, bien para delimitar sus territorios o bien para "buscar pareja" en la época reproductiva. El canto supone también una oportunidad para los gestores de cara confirmar su presencia en nuestros campos.
Un trabajo firmado por Pépin y Fouquet analizó el canto de perdices rojas y pardillas en una finca del noroeste de Francia, en las que existían las dos especies. Para ello se realizaron 89 observaciones y escuchas de perdices a lo largo de dos años consecutivos, en períodos de seis meses comenzando en enero-febrero.
El "canturreo" de las perdices fue menor en invierno (de noviembre a febrero), cuando las perdices están en bandos y por ende fuera de la época reproductiva, comenzando los cantos antes del amanecer. Cuando el amanecer sucedía antes de las 5.30 horas y la duración del día era superior a 13 horas, no se encontró un patrón claro de inicio de los cantos al amanecer. No obstante, cuando la duración del día era inferior a 13 horas, el canturreo en ambas especies comenzó 45 minutos antes del amanecer con independencia del ciclo lunar. Los autores señalan que el canto de las perdices rojas fue más intenso cuando el amanecer fue de las 5:30 a las 7:00 horas, sin viento, cuando la salida de la luna es entre las 0:00 y las 9:00 horas y cuando el cielo no estaba muy cubierto.
De nuevo, un estudio nos da más pistas para poder realizar censos de perdices, en esta ocasión aprovechando sus cantos al amanecer.
Referencia del artículo
Pépin, D., & Fouquet, M. (1992). Factors affecting the incidence of dawn calling in red-legged and grey partridges. Behavioural processes, 26(2-3), 167-176.