Uno de las primeros conceptos que muchos aprendimos sobre las especies de caza mayor era que una cosa es tener cuernos (bóvidos), que no se caen y otra cosa es portar cuernas (cérvidos) que se van cayendo y renovando cada año.
A más de uno nos habrá surgido la duda de ¿y por qué los ciervos tienen cuernas y los rebecos cuernos? ¿Hay explicación para comprender las diferencias de forma y tamaño entre cuernas y cuernos?
No son pocas las teorías e hipótesis que se han formulado al respecto y está claro que el hecho de que ciertas especies tengan una u otra defensa se explica por los miles de años de evolución y la sabiduría de la naturaleza a la que nada se le escapa.
Un estudio firmado por T.M. Caro y sus colaboradores intentó establecer si las diferencias entre las cuernas y los cuernos siguen un patrón, si hay algo en común entre las especies de ungulados, ya sea la forma de pelear, factores ambientales, la manera de reproducirse u organizarse socialmente o bien si esto sucede de manera arbitraria.
Para ello estudiaron nada menos que 124 especies de bóvidos y 39 de cérvidos. Los bóvidos con puntas hacia dentro tienden a pelear con sus cuernos, ser monógamos y solitarios, mientras que aquellos con las puntas hacia fuera suelen ser poligínicos (se aparean con varias hembras) y viven en grandes grupos. Los cuernos lisos se usan para apuñalar y se encuentran en hembras que viven en grandes grupos con otras hembras. En las hembras de bóvidos, los cuernos retorcidos se encuentran en especies de gran tamaño y se usan para pelear y en los machos los cuernos rectos se encuentran en especies solitarias.
En lo que respecta a los cérvidos, aquellas especies con más de cinco ramificaciones o salientes tienden a ser grandes y pelear como si de una pelea de esgrima se tratase. No se encontró una clara relación entre la forma de los cuernos y cuernas con las condiciones ambientales, sin encontrarse tampoco relación con el tamaño corporal.
Los autores concluyen que en general los bóvidos monógamos solitarios tienen cuernos rectos hacia dentro mientras que los poligínicos demuestran una gran variedad de formas.
Aunque el estudio no profundiza en especies de nuestro interés y el número de especies en España es reducida en comparación con el total de especies estudiadas, sí podemos sacar como conclusión que ciervos, corzos, muflones, gamos, rebecos y cabras montesas no tienen los cuernas y cuernas “porque sí”, sino que son fruto de evolución encaminada a la supervivencia.
De nuevo, los codiciados trofeos no sólo son de gran interés por el valor cinegético sino por la información sobre la especie que los lleva.
Referencia del trabajo
CARO, T.M., GRAHAM, C.M., STONER, C.J., FLORES, M.M. Correlates of horn and antier shape in bovids and cervids. Behavioural Ecology and Socibiology. 2003, vol. 55: 32-41. Palabras clave: bóvidos, cérvidos, cuernas, cuernos, evolución