Finalizada una nueva temporada cinegética y de nuevo nos vemos obligados a reflexionar sobre la tendencia negativa que estamos observando en muchas de nuestras especies de caza menor, destacando entre ellas la de la perdiz roja.
No son pocas las causas que están haciendo que la perdiz sea cada vez más escasa en muchos lugares de la geografía española y aunque muchos se empeñen en que es la caza la principal de todas ellas, parece cada vez más evidente que no es así, destacando sobre el resto la destrucción generalizada del hábitat y sobre todo la intensificación de la agricultura con el empleo de numerosas sustancias tóxicas, plaguicidas, herbicidas y fungicidas, además de abonos minerales que los animales tienen a su alcance y pueden consumir.
En este sentido, un trabajo realizado por López-Antia y colaboradores y publicado el pasado año, analizó el efecto de la ingestión de semillas tratadas con imidacloprid, un potente insecticida, por la perdiz roja.
Se utilizaron tres grupos de 15 parejas de perdiz roja, uno control y otros dos a los que se suministraron semillas tratadas con la dosis normal y otra al 20%, durante dos periodos, 25 días en otoño y 10 días al final del invierno, coincidiendo con las épocas habituales de siembra en España.
El estudio obtuvo un resultado demoledor, puesto que todos los animales alimentados con semillas tratadas con la dosis recomendada murieron, mientras que las perdices que consumieron semillas con la dosis reducida al 20% no murieron, pero los niveles de diferentes parámetros plasmáticos se redujeron, como glucosa o magenesio y desde un punto de vista fisiológico destacó el retraso en el inicio de la puesta, la reducción del número de huevos o el nacimiento de pollos con las defensas más reducidas, aspecto que irá en detrimento de su posterior supervivencia.
Probablemente las condiciones experimentales del estudio puedan hacer que los resultados hayan sido especialmente dramáticos, si bien un hallazgo que no nos debe dejar indiferentes y que también publican los autores es el efecto acumulativo de este tóxico en los animales, por lo que, aunque los efectos en la naturaleza no sean tan rápidos, sí parece evidente que a medio y largo plazo la situación va a ser preocupante como así estamos apreciando ya.
Referencia del artículo:
Lopez-Antia, A., Ortiz-Santaliestra, M. E., Mougeot, F., & Mateo, R. (2015). Imidacloprid-treated seed ingestion has lethal effect on adult partridges and reduces both breeding investment and offspring immunity. Environmental research, 136, 97-107.
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