El zorro es un animal que no deja indiferente a nadie. Existe una infinidad de métodos de control de este astuto carnívoro, su caza, el empleo de trampas y los mecanismos de de exclusión física (cercas, vallas) han sido los más utilizados.
Sin embargo, estas prácticas presentan grandes inconvenientes en cuanto a su efectividad, su aplicación real y el sufrimiento animal. Resulta, por lo tanto necesario encontrar mejores métodos de gestión en estas especies.
Poole and McKillop realizaron un estudio en el que analizaron la efectividad sobre zorros cautivos de dos modelos de vallas electrificadas. El primero consistió en 8 alambres horizontales situados a distintas a distintas alturas (5, 15, 25, 35, 45, 60, 80, 105 cm), estando electrificado solamente el alambre inferior. El segundo modelo fue una malla cinegética donde los alambres horizontales se encontraban electrificados.
Inicialmente, se cebo periódicamente a los zorros (8) para habituarlos. Posteriormente se instalaron las vallas entre la zona de descanso (madriguera) y la zona de alimentación.
En primer lugar se colocaron las vallas sin electrificar, para poder observar la eficacia real de “electrificar un vallado”. En el modelo de alambres, los zorros atravesaron la valla con facilidad, excepto uno que ni se acerco, posiblemente por neofobia (miedo a lo nuevo). Se observaron dos formas de cruzarla, si se acercaban despacio lo hacían entre los dos alambres inferiores; si por el contrario, se aproximaban con cierta velocidad, saltaban entre los alambres superiores, cuyos espacios son mayores. Por otro lado, la malla cinegética sin electrificar, fue atravesada por la mayoría de los animales (75%). Las estrategias que utilizaron fue, hacer un agujero en la valla (mordiendo), pasarla por debajo (escarbando), e incluso un individuo trepo. En ambos casos los animales cruzaban la barrera gran número de veces, sin que esta supusiera un gran obstáculo.
En la fase final, se electrificaron las barreras. En el modelo de alambres, el 70% de los zorros la cruzaron en los 2 primeros días, incluso animales que habían recibido descargas por “meter las narices donde no les llaman”. En la malla cinegética, todos recibieron descargas eléctricas, pero únicamente 2 consiguieron atravesarla, pero de manera distinta a cuando estaba sin electrificar. Cruzaron la valla saltándola (105 cm).
Aunque este estudio sea en cautividad, nos puede aportar conclusiones interesantes que podemos aplicar en el campo. Se observa el comportamiento del zorro frente a una barrera física como es el vallado. Si la valla no está electrificada, lo más probable es que hagan un agujero en ella, con el costoso daño que eso significa. Si están electrificadas, hay que tener muy en cuenta el modelo y la altura de la valla.
En cualquier caso, la problemática a la que se enfrenta el gestor frente al vallado radica en 3 puntos clave estrechamente relacionados:
• Costes: existe gran diferencia de precios. No lo más caro va a ser lo más adecuado. Hay que tener en cuenta las características particulares de la finca y de su gestión.
• Efectividad: obviamente, cuanto mayor sea mejor. Pero, siempre y cuando el dinero no sea un problema, tenemos que tener muy en cuenta que la efectividad no sólo depende del modelo o de la altura. Está estrechamente en conexión con el siguiente punto.
• Mantenimiento: presenta un elevado coste, pero es fundamental una revisión periódica del estado del vallado y su rápida reparación.
Referencia del artículo
POOLE, D. W. & MCKILLOP, I. G. Effectiveness of two types of electric fence for excluding the Red Fox (Vulpes vulpes). Mammal Review, 2002. vol. 32 (1): pp: 51-57.