El control de predadores siempre ha sido y será un tema delicado en España, con una rivalidad anacrónica entre cazadores, gestores, investigadores y ecologistas a la hora de proponer un control racional de los predadores, tanto de caza mayor como de menor.
Es cierto que la situación ha dado un giro importante en los últimos años y no han sido pocos los esfuerzos para de una vez por todas poder realizar un control eficiente y selectivo sobre aquellos predadores que hacen daño no sólo a la caza, sino a otras especies.
Sin embargo, los estudios científicos siguen siendo escasos y la ambigüedad reina en este tópico. Quizás sea interesante rememorar estudios realizados en otros lugares sobre especies cercanas que tal vez nos pueden dar “pistas” de por dónde van los tiros.
Este es el caso del estudio firmado por Tapper, Reynolds y Brockless, que abordó el efecto del control de predadores en la perdiz pardilla.
Los autores realizaron un experimento en dos fincas en un paisaje típico de la campiña inglesa a lo largo de seis años. Ambas fincas rondaban las 500 hectáreas de superficie y tenían un paisaje y aprovechamiento agrícola similar, siendo un hábitat favorable para la perdiz pardilla.
Durante los tres primeros años un guarda de caza realizó un control exhaustivo de los predadores más frecuentes bajo métodos legales durante los momentos más delicados para la pardilla, desde mediados de abril hasta junio, coincidiendo con la puesta, incubación y crianza de los perdigones. Los zorros se capturaron principalmente mediante disparo durante el día y la noche, mientras que los córvidos se abatieron con escopeta o bien utilizando jaulas trampa tipo Larsen.
En Reino Unido está permitido el control de armiños, comadrejas y erizos mediante trampas específicas al ser predadores especialmente perjudiciales para los huevos, siendo también controlados en éste estudio. Cada año se controló el número de perdices pardillas mediante censos y el número de perdices cazadas, realizándose también un control de la abundancia de los predadores.
Durante los tres primeros años, la densidad de predadores fue notablemente reducida durante los períodos críticos para las pardillas, recuperándose las poblaciones de los predadores aproximadamente a finales del verano, principios del otoño. El control de predadores incrementó sobremanera el éxito reproductivo de las pardillas, de modo que tras tres años de control de predadores la población de pardillas se incrementó más de tres veces respecto a la población en otoño cuando no se realizaba dicho control. Comparando la población de pardillas en un año con control de predadores frente a la población del año anterior sin dicho control, se demostró un incremento de un 36%.
Los autores sugieren que un control durante los momentos críticos es suficiente para proporcionar un número suficiente de perdices para la caza y además incrementa la supervivencia de las hembras (muy susceptibles a la predación durante la incubación), incrementándose así el número de parejas en la siguiente primavera.
Todos estos resultados deben hacernos reflexionar sobre qué sucedería si realizáramos un control realmente exhaustivo sobre los predadores durante los períodos más críticos para la especie, ¿seguiríamos tirándonos de los pelos por no tener perdices?
Referencia del trabajo:
TAPPER, S., REYNOLDS, J., BROCKLESS, M. The effect of an experimental reduction in predation pressure on the breeding success and population density of grey partridges Perdix perdix. Journal of Animal Ecology. 1996. vol., 33. pp 965-978.