Son muchos los factores que pueden incidir de una u otra manera en el éxito reproductor de nuestras perdices rojas, pero si hay un período crítico para ellas es la puesta y la incubación, ya que es durante este momento cuando pueden ser más fácilmente depredadas, perdiéndose huevos y perdices reproductoras.
Lógicamente, las perdices escogerán aquellos hábitats que les proporcionen una mayor seguridad y tranquilidad con objeto de incrementar la posibilidad de sacar su pollada adelante.
En un estudio pionero realizado por Ricci y colaboradores, se analizaron mediante técnicas de radioseguimiento la localización y éxito de 63 nidos de perdiz silvestre en un típico paisaje agrícola mediterráneo del sur de Francia.
Terrenos sin cultivar, como setos, linderos, matorrales y campos abandonados fueron seleccionados para el anidamiento en un 90% de los casos, mientras que los campos de cultivo de cereal y los viñedos se evitaron. Además, se observó que los hábitats en “tiras” (márgenes de menos de siete metros de ancho y más de 15 metros de largo) fueron especialmente preferidos por las perdices para anidar. En todo caso, como dato a tener en cuenta, la altura de la cobertura vegetal en estos hábitats debía ser entre 0,5-0,8 metros y la densidad de herbáceas de un 50-75%, luego tierras abandonadas “viejas” no eran seleccionadas por la patirroja.
La predación fue la causa principal de pérdidas de nidos, ya que se confirmó que el 59% de los nidos fue destruido por los predadores, el 38% logró dar perdigones y un pequeño porcentaje fue abandonado tras una fuerte tormenta. Los autores destacan en esta investigación que la tasa de predación en los nidos fue superior en los hábitats en “tira” frente a los nidos no situados en estos entornos. Los autores compararon el efecto del control de predación mediante métodos legales, confirmándose que las perdices no variaron sus lugares preferidos de anidamiento, si bien el hecho de controlar la predación incrementó el éxito reproductor, de un 21% en los lugares sin control a un 59% a los que sí tenían control.
Con estos resultados, ¿qué podemos hacer en nuestro coto?
Parece evidente que tenemos que favorecer las zonas preferidas de anidamiento para las perdices, es decir, linderos, setos y tierras sin cultivar en general pero que reúnan las características anteriormente citadas. En este sentido los conocidos en inglés como “beetle-banks”, caballones en los que crecen especies de herbáceas y otros vegetales espontáneos, así como márgenes sin cultivar podrían ser muy útiles. De otra parte, no hay duda de que la predación ejerce un impacto muy negativo en las puestas, por lo que debiéramos intensificar la tarea de control de predadores mediante los métodos permitidos por la ley en la época de reproducción.
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Referencia del trabajo
Ricci, J. C., Mathon, J. F., Garcia, A., Berger, F., & Esteve, J. P. (1990). Effect of habitat structure and nest site selection on nest predation in red-legged partridges (Alectoris rufa L.) in French Mediterranean farmlands [radio telemetry; multivariate analysis; diagnostic method]. Gibier Faune Sauvage (France).