Corría la temporada 1998-1999 cuando la perdiz pardilla dejó de cazarse en el vasto territorio de Castilla y León.
El Decreto que regulaba la temporada cinegética quedó más tarde derogado, como respuesta a la iniciativa del grupo ecologista ASDEN (Asociación Soriana para la Defensa y Estudio de la Naturaleza), que no veía posible que la pardilla, también conocida como “serreña” en esas tierras, siguiera cazándose por lo exiguo de sus poblaciones.
Más tarde, la Junta de Castilla y León encargó un estudio para determinar la situación de la especie en esta comunidad, territorio que históricamente ha albergado un porcentaje muy elevado de efectivos en el conjunto de España. El objetivo no era sólo saber la distribución y tamaño de la población en dicha comunidad, sino también conocer los factores que parecían estar afectando negativamente a las pardillas. En el año 2002 el informe fue materializado por una consultora privada, documento que justificó la veda definitiva en la que hoy nos encontramos. Se constataba que la especie estaba en clara regresión, confirmándose la extinción de poblaciones históricas, “pardas que siempre habían estado ahí pero que ahora no están”.
No obstante, también se confirmaba que la especie seguía gozando de buena salud en entornos de León, Zamora y Palencia, en contraste con las casi acabadas poblaciones de Burgos y Soria. Como factores limitantes se señalaron los cambios de clima (siendo las pardillas muy sensibles al mismo), la reducción de superficie y disminución de calidad del hábitat y la sobrecaza. A su vez los autores propusieron una serie de posibles mejoras a realizar, centradas en una mejora del hábitat y una reducción de los “factores de disturbio”.
Quizás, el principal problema se hallaba en el cambio de paisaje acontecido en el hábitat de la pardilla, antaño más abierto en el que se practicaba ganadería extensiva y hoy más cerrado e invadido de pinos, sin descartar la fuerte presión de caza en algunos lugares. Una de las propuestas era realizar una revisión completa del estado de las poblaciones para la temporada 2008-2009, pero a fecha de hoy no parece que se esté realizando ningún estudio a nivel general. Pasado este tiempo sería positivo saber cómo están las poblaciones a día de hoy. Aunque la caza de la perdiz pardilla está prohibida en Castilla y León, muchos cotos siguen cuidándolas, dado que mantienen poblaciones de perdiz roja con las que comparten hábitat.
Desde CIENCIA Y CAZA animamos a todos estos cotos a que sigan apostando por sus pardillas, aunque esto sea en ocasiones “contra viento y marea”.
Referencia del trabajo: Consultora de Recursos Naturales. 2002. Diagnóstico de las poblaciones de perdiz pardilla en Castilla y León y directrices de manejo. Junta de Castilla y León, no publicado.