Alguna vez te has preguntado, ¿de dónde viene nuestra afición por las perdices? ¿Quiénes fueron los que comenzaron a mostrar su interés por esta especie que tanto nos hace disfrutar y sufrir al mismo tiempo?
Un estudio firmado por Jennifer Manley nos traslada hasta el Imperio Romano, en el que ya existían amantes de las perdices. Como M. Cornelius Fronto (orador romano y tutor en un casa imperial), que escribe en el año 162 a su yerno Aufidius Victorinus "no hay nadie que no conozca mi pasión por las perdices". ¿Era Cornelius un criador de perdices o tal vez un aficionado a observar a las perdices en su medio?
La autora da un repaso a otras evidencias escritas sobre la pasión de los romanos por las perdices, especialmente en las clases más altas de la sociedad, que apuntan a que los romanos no sólo apreciaban a la especie por su exquisita carne (se conservan muchas recetas de esta época), sino también por otros motivos, incluyendo cinegéticos.
Así que nuestra afición por la perdiz viene de largo, o al menos de la época romana según la información disponible.
Foto cortesía de www.portugalromano.com
Referencia del artículo
Manley, Jennifer. Partridges in the Roman empire [online]. Classicum, Vol. 39, No. 2, 2013: 2-5.