Estás en: Inicio > Ciencia y Caza > Mitos, leyendas y otras historias sobre la perdiz roja
Perdiz roja
Ciencia y Caza

Mitos, leyendas y otras historias sobre la perdiz roja

¡No te creas todo lo que te cuenten!

22 April 2019

Seguramente alguna vez te hayas escuchado a "sabios" describir a la perdiz roja y comentar con rotundidad historias y mitos que no siempre son verdad. Te ponemos algunas a continuación y te contamos porqué:

1. La perdiz es monógama… Tradicionalmente ha existido la creencia popular de que la perdiz roja es monógama, es decir, que los miembros de la pareja son “fieles” durante la temporada de cría. El comportamiento de los machos parece estar determinado por “la estrategia reproductiva de la hembra” en cada temporada de cría. En años “buenos” para las patirrojas, con abundancia en alimento, agua y refugio, las hembras tienden a realizar una segunda puesta, con aproximadamente un 50% de machos que incuban dicha nidada. Por el contrario, en años no tan buenos, al no haber segunda nidada, los machos intentan copular con otras hembras, luego no machos no son siempre monógamos. Esto nos lleva a la conclusión de que existe más “infidelidad” de la que se creía, lo que se conoce en términos científicos como “paternidad extra-pareja”.

2. Las perdices pueden vivir varios años fácilmente… Al estar sometidas a una elevada presión, tanto por los predadores naturales como el cazador, las perdices tiene una “esperanza de vida” muy reducida, si bien la vida media de cada perdiz varía mucho en dependencia del coto en el que estén y de las condiciones que allí se den. En cotos bien gestionados y con poca caza más de un 50% de la población que tenemos al principio de la temporada podría llegar a la temporada de cría siguiente, luego por lo general las perdices no van a superar el año de vida. Eso sí, tendremos un porcentaje de perdices que superen el año de vida e incluso ciertas excepciones de machos y hembras que pasen varios años en el campo, los “pavos” que todo cazador quisiera tener la oportunidad de lancear alguna vez.

3. Las perdices tienen mucha querencia y no se mueven mucho salvo cuando buscan pareja… Lo que conocemos como área de campeo, el territorio que una perdiz ocupa, ha sido objeto de estudio durante estos últimos años y se ha visto que es también muy variable en dependencia de los paisajes en los que nos encontremos y de la presión de predadores y caza que exista en cada caso. Hay estudios que señalan valores medios de 25-30 hectáreas, mientras que en otros estos valores superan las 50 hectáreas.

4. Las perdices prefieren el mosaico y lindero… Se sabe que las perdices ocupan paisajes muy distintos y sacan provecho magistralmente de zonas que les ofrezcan alimento, agua y refugio durante la mayor parte del año. No obstante, la perdiz prefiere áreas abiertas de cultivo, principalmente cereales de invierno, rechazando bosques o zonas de matorral muy cerrado. También gusta de habitar viñedos, olivares y frutales. Sí es cierto que la perdiz es un ave de “mosaico”, zonas que combinan zonas abiertas con pequeñas manchas de monte bajo, cultivos arbóreos de bajo porte (olivos, viñedos y frutales) pastos y, en general, “ecotonos” (lindes, ribazos, márgenes sin cultivar, etc.).

5. Las perdices rojas son “malos padres” en comparación con otras aves de caza… El número de perdigones y pollos criados respecto a otras especies “hermanas” como la perdiz pardilla suele ser muy inferior, incluso en años buenos en cotos bien gestionados. En Francia y Reino Unido, países en los que conviven ambas especies, los guardas de caza siempre hablan de lo “mal que defienden las rojas los perdigones en comparación con las pardillas”. Aunque a priori nos pueda parecer que las rojas son “malos padres”, por producir un menor número de crías que otras especies relacionadas, cada especie tiene su estrategia reproductiva y lo que al ser humano le puede parecer de una manera, puede que tal vez no sea así.

6. Los bandos de machos "solteros" hacen daño al resto de las perdices… Los bandos de machos solteros o “toradas” como se conoce en algunos lugares de España, son bandos que se suelen formar durante el invierno-primavera a partir de individuos que no han logrado encontrar pareja y que, como estrategia para evitar predación, se juntan con otros machos. Aunque muchas observaciones apuntan que los machos solteros “molestan” a las hembras ya emparejadas y con eso se pone en peligro la futura pollada, no tenemos estudios que muestren claramente el “daño” de estos bandos de solteros.

7. ¿Es la caza del reclamo perjudicial o beneficiosa para la especie? Existe polémica por la legalidad de la caza con reclamo y recientemente el Tribunal Superior de Castilla-La Mancha ha fallado a favor de prohibir su caza a partir de febrero, dado que según la normativa europea la caza no puede realizarse coincidiendo con el período de reproducción de la especie. Un artículo firmado por J.M. Vargas y sus colaboradores de la Universidad de Málaga y el IREC ha abordado esta cuestión, estudiando la reproducción de la especie en Andalucía. Los autores sugieren que al menos en las zonas estudiadas el aprovechamiento con reclamo debiera de finalizarse en el período comprendido del 31 de enero al 10 de febrero, ya que de no ser así estaríamos abatiendo a perdices que ya están en reproducción. La caza con reclamo no parece ser perjudicial para la especie, dado que al quitar los machos “sobrantes” al final de cada temporada se pueden evitar los inconvenientes de las “molestias” de los machos solteros. Por ahora no tenemos estudios contundentes que apoyen esta teoría.

8. La agricultura moderna es la principal causante del declive perdicero… Sí, parece ser la más importante pero no la única. Aunque son varias las causas del declive de la perdiz silvestre, la “muerte” del hábitat que existía en nuestro campo antes de la llegada y aplicación de la PAC (años ochenta) ha sido crucial. No obstante no debemos de olvidar el impacto de la depredación y la “sobrecaza”, que los cazadores también tenemos nuestra responsabilidad en este asunto.

9. La caza en ojeo es más perjudicial que la caza en mano… Muchos gestores con experiencia en ojeos de perdiz silvestre apuntan que no es así, que la probabilidad de abatir una perdiz es menor en ojeo que en cuando se caza en mano. Como siempre todo dependerá del número de perdices que tengamos y la presión de caza que realicemos en una finca concreta. Otra cuestión son los ojeos de perdiz de granja que pueden acabar con las perdices silvestres, porque ¿se puede diferenciar en el vuelo una perdiz de granja de una silvestre?

10. La perdiz roja silvestre tiene muchas enfermedades… En los últimos años se han descubierto enfermedades nunca antes descritas porque quizás no se había prestado la atención ni existían los medios suficientes. Gracias a autores como Javier Millán, Christian Gortázar o Diego Villanúa hoy sabemos que la perdiz silvestre padece enfermedades, muchas de ellas causadas por la liberación de perdices de granja sin un control veterinario adecuado. Las perdices, como cualquier especie silvestre, “convive” con las enfermedades, sin suponer una amenaza real salvo que el hombre, con sus manejos no siempre correctos, pueda “meter la pata”.

11. La perdiz roja de granja no vale para nada, es de plástico… La perdiz de granja ha demostrado ser válida para la caza y es bien sabido que muchos cotos hoy se nutren de estas perdices. No obstante, la gran mayoría de perdices utilizadas para repoblación han mostrado valores de supervivencia reducidos en comparación con sus congéneres silvestres. Aunque siempre hay honrosas excepciones, lamentablemente es la tónica habitual y el “pan nuestro de cada día” para muchos productores y gestores de perdiz que intentan sin éxito repoblar sus cotos a base de perdiz roja de granja. No obstante, según los datos ofrecidos por autores como José Antonio Pérez y Carlos Sánchez, no todo estaría perdido, dado que produciendo perdices bajo métodos alternativos es posible mejorar la supervivencia de las perdices y éstas pueden llegar a criar en el campo.

12. ¿Se está extinguiendo nuestra patirroja? La pregunta del millón, difícil de averiguar por el gran número de perdices de granja que se liberan sin anillar. Aunque las estadísticas oficiales no nos permiten ofrecer datos concretos, desde hace años se observa una disminución en toda España y ver polladas en verano se va haciendo cada vez más complicado. Sí es cierto que se han producido “extinciones locales”, cotos en los que “hubo perdices toda la vida” en las que ya no las hay.

Si quieres profundizar y saber mucho más sobre nuestra querida perdiz roja, te recordamos que tienes a tu disposición el Curso on-line sobre Gestión Integral de Perdiz Roja en Terrenos Cinegéticos, donde te contamos todos estos y muchos otros aspectos para tratar de mejorar la situación de la perdiz roja en nuestros cotos.

¡¡Te esperamos!!

Pablo Pereira. Retratos de Fauna
Obtén acceso a nuestras comunicaciones exclusivas, comenta y participa en nuestra comunidad Regístrate

Formación cinegética basada en la ciencia

Aula virtual

ACCESO DE ALUMNOS

Cursos disponibles

Ver todos los cursos
Perdices molleda
Sigue a Ciencia y Caza en: Facebook Twitter