Por desgracia el número de especies que necesitan medidas de conservación está aumentando y una de las medidas más importantes son las translocaciones de individuos de un lugar a otro, es decir, el movimiento de animales silvestres de su hábitat original hacia otro lugar, que generalmente tendrá un hábitat similar.
Lamentablemente el éxito de estas actuaciones es muy irregular y está sujeto a varios factores determinantes, englobados en dos: el estrés agudo y el estrés crónico.
Dickens y colaboradores analizaron la influencia que tiene el estrés sobre el éxito o fracaso en las translocaciones de las especies salvajes.
Por una parte tenemos el estrés agudo, que es una respuesta inmediata frente a diversas situaciones, teniendo efectos positivos como una respuesta más rápida de huida. Además el organismo “olvida” o inhibe aquellas funciones que no son necesarias para la supervivencia inmediata, como son la función reproductora y el sistema inmune. Esto explica por qué algunos animales translocados pueden quedar sin criar, sufrir abortos y estar más expuestos a contraer enfermedades.
Por otro lado tendríamos el estrés crónico cuando el estrés como tal continúa y comienza a ocasionar enfermedades. Los animales sufren alteraciones hormonales que les provocan problemas cardiovaculares (arritmias), así como alteraciones reproductivas e inmunosupresión. Estos efectos en la salud repercuten negativamente en la supervivencia de los animales a corto y largo plazo.
En sí, el proceso de translocaciones tiene muchas “papeletas” para provocar estrés crónico ya que conlleva multitud de factores de estresantes, los más importantes son los siguientes: • Captura y manejo. • Cautividad durante cierto tiempo (cuarentena). • Transporte (en ocasiones de larga duración). • Liberación en un lugar desconocido.
Todas estas causas originan una situación de estrés crónico en los animales liberados, impidiendo una respuesta normal frente a situaciones de estrés agudo (y sus efectos positivos), como es el caso de la adaptación al nuevo entorno.
El estado en el que se encuentran los animales liberados hace que se incremente la predación y parasitación, lo que provoca un menor éxito en las translocaciones. La aparición durante las translocaciones de estrés crónico es difícil de evitar, pero a través de una excrupulosa organización y evaluación de los riesgos evitables del sistema empleado podemos minimizarlo.
Siempre hay que tener en cuenta que cada especie tiene una sensibilidad distinta y de las dificultades existentes a pie de campo que pueden trastocar todo el planteamiento pero ser previsores, ordenados, rápidos de actuación, silenciosos y coordinados puede ser fundamental para el éxito de nuestra translocación.
Referencia del artículo:
DICKENS, M. J.; DELEHANTY D. J., ROMERO. L.M. “Stress: An inevitable component of animal translocation”. Biological Conservation. 2010. Num.:143. Pp: 1329-1341.