El fototrampeo es una de las herramientas más frecuentemente utilizadas en gestión cinegética, tanto de caza mayor como menor.
En poco tiempo nuestros cotos y fincas se han llenado de “cámaras espía” con objeto de detectar la presencia de especies en pasos y lugares en los que se supone que la caza “anda por aquí”. No siempre es fácil y, en ocasiones aprovechamos algunos elementos de gestión como comederos o puntos de agua para mejorar la eficacia de las cámaras.
Éste es el caso de la caza mayor, esquiva incluso en fincas cerradas y, por tanto, difícil de controlar. Pese al auge del fototrampeo no existen muchos estudios en especies ibéricas que aborden estos aspectos básicos que nos ayuden a optimizar recursos. Un interesante trabajo realizado por Koerth y Kroll en Tejas (Estados Unidos) estudió la efectividad de los alimentos atrayentes para en el ciervo de cola blanca (Odocoileus virginianus) en una finca cerrada (890 hectáreas), utilizando fototrampeo en comederos artificiales.
Los autores probaron cuatro tipos básicos de atrayentes en los comederos: maíz, pienso en pellet, suplemento de mineral y sal.
El fototrampeo permitió saber qué tipo de atrayente era más afectivo, el tipo de animal y la época del año en el que se produjo el aprovechamiento.
Tras analizar más de 6000 fotografías, se estableció que los ciervos mostraron predilección por el maíz respecto al resto de alimentos, sin que aparecieran diferencias significativas de uso entre sexo y edad, es decir que tanto machos y hembras, adultos y jóvenes prefirieron el maíz.
El uso de los comederos de maíz fue superior desde finales del invierno y desde el verano hasta inicios del otoño. Los autores observaron una disminución del uso de comederos con maíz y pellets durante abril, coincidiendo con la aparición de materia vegetal en el entorno. El uso de los comederos de maíz también se redujo en noviembre y diciembre, cuando hay bellota. No se registró diferencia de consumo de pellets, si bien hubo un “pico” de uso en junio y tampoco en el caso del suplemento de mineral y sal. Teniendo en cuenta los animales que eran fotografiados cada vez, se estableció que la menor variación observada en los grupos de hembras y crías era en febrero, marzo y septiembre, mientras que para las fotografías de machos y hembras este período era mayo, junio y octubre. Por lo tanto en estos meses se podría realizar un censo más precisos que en los meses con mayor variación.
Aunque los autores remarcan la necesidad de seguir investigando y obtener valores más precisos, de este estudio se sacan dos conclusiones y posibles aplicaciones para nuestros cérvidos ibéricos.
En primer lugar es necesario probar distintos tipos de alimentación para poder incrementar el rendimiento de nuestras cámaras, es decir, saber bien qué alimento “les gusta más” se puede traducir en aumentar la posibilidad de fotografiar caza mayor, incluso en fincas cerradas.
En segundo lugar, fotografías sacadas durante determinadas épocas del año pueden ser mejores que otras para poder saber con certeza cómo están los rebaños, dado que el número y tipo de animales en cada rebaño (edad y sexo de los mismos) pueden variar mucho.
Referencia del trabajo
KOERTH, B.H., KROLL, J.C. Bait type and timing for deer counts using cameras triggered by infrared monitors. Wildlife Society Bulletin. 2000, vol. 28 (3): 630-635. Palabras clave: censo, ciervo, fototrampeo