En los últimos años la preocupación por el uso de plomo en la munición, tanto por su impacto en la fauna silvestre como por el posible riesgo derivado del consumo de carne de caza, ha ido en aumento. La munición alternativa se ha erigido desde el principio como la solución la problema, pero, ¿es éste el camino a seguir?
Una investigación realizada en el Delta del Ebro (Tarragona) y liderada por Rafael Mateo (IREC), analizó los efectos de la prohibición parcial del uso de plomo en aves acuáticas. Para ello se examinaron 937 aves cazadas en dicho entorno durante el período 2007-2012, determinando qué proporción de aves habían ingerido plomo y concentraciones de dicho elemento en el hígado y músculo, para evaluar así en qué medida los consumidores de carne podrían estar expuestos a un riesgo sanitario.
Las aves cazadas con plomo incrustado disminuyeron pasaron del 26.9% en 2007-2008 a menos del 2% en las tres temporadas siguientes después de la prohibición. Cuando se detectó plomo en el hígado también se detectaba su ingesta y cuando el plomo estaba en el músculo se detectaba en la ingesta y como plomo incrustado. Según los autores, sólo el 2.5% de las ánadas reales abatidas presentaban en sus músculos niveles superiores a los permitidos por la Unión Europea.
La conclusión es que la prohición del uso del plomo puede tener efectos positivos tanto para las aves como para los consumidores de carne de caza. ¡Estaba claro!, dirés algunos, pero había que demostrarlo. Y para eso están los científicos.
Referencia del trabajo
Mateo, R., Vallverdú-Coll, N., López-Antia, A., Taggart, M. A., Martínez-Haro, M., Guitart, R., & Ortiz-Santaliestra, M. E. (2014). Reducing Pb poisoning in birds and Pb exposure in game meat consumers: The dual benefit of effective Pb shot regulation. Environment international, 63, 163-168.