La teoría nos dice que los ciervos entran en celo a finales de verano, momento en el que se produce la berrea, uno de los espectáculos más bellos que el Monte Mediterráneo nos ofrece.
Los machos victoriosos van cubriendo poco a poco a las hembras que, tras unos 235 días de gestación parirán a los cervatillos. Pero como en todo en la vida, la fecha de la concepción en las ciervas no funciona "como un reloj" y puede verse retrasada o adelantada.
Un trabajo realizado por Peláez y colaboradores estudió la influencia de varios factores en el momento en que las ciervas quedan preñadas, utilizando para ello datos de 829 ciervas silvestres durante un período de 12 años.
A nivel de una población concreta, el factor más importante fue la densidad, de modo que cuanta mayor es la densidad de animales, más tarde es la fecha de concepción.
El segundo factor en importancia fue la condición corporal, de modo que las ciervas más pesadas se quedaban preñadas antes que las más delgadas.
Los autores calcularon un índice bioclimático en primavera como medida de la disponibilidad de alimento, confirmando que cuanto menor era este índice (coincidiendo con primaveras más calurosas y secas), la concepción se retrasaba más. Como nota interesante, la edad no resultó ser un factor determinante y sólo en las hembras mayores de 10 años se observó una concepción más tardía.
Como conclusión, si conocemos de antemano los factores que pueden influir en la fecha de concepción nos puede ayudar a predecir cómo será la paridera el año siguiente y contribuir con medidas de gestión específicas a mejorar las poblaciones.
Referencias
Peláez, M., Miguel, A. S., Rodríguez‐Vigal, C., & Perea, R. (2017). Climate, female traits and population features as drivers of breeding timing in Mediterranean red deer populations. Integrative Zoology.