A estas alturas de la película, quien más y quien menos sabrá que cada año, cientos de miles de toneladas de pesticidas son utilizados para mantener la producción agrícola. La mayoría de nosotros seguramente estaremos familiarizados con las consecuencias que causan en aquellos animales que, en mayor o menor medida, entran en contacto con estos productos. Unos mueren por intoxicación y otros quedan "tocados", viéndose reducida su supervivencia y capacidad reproductiva. El caso de las semillas "blindadas" de cereal sigue siendo de gran preocupación para muchos de nosotros, porque ya se sabe de las consecuencias negativas en especies como la perdiz roja.
Un artículo firmado por López-Antía y colaboradores ha querido dar un paso más en esta investigación, estudiando la abundancia de estas semillas blindadas en nuestros campos, junto con la posibilidad real de ser ingeridas por las perdices. Para ello los autores utilizaron campos de cultivo en Soria, Segovia, Valladolid y Ciudad Real, intentando que fueran representativos de las submesetas norte y sur. Los cultivos estudiados fueron trigo, cebada, avena y triticale. En cada campo de cultivo y dentro de las 48 horas tras la siembra, los autores determinaron la abundancia de las semillas blindadas en dos localizaciones: en el centro del campo de cultivo y en su margen (como mucho 15 metros a la linde), recogiendo las semillas en unidades de medida de un metro cuadrado. A su vez, se analizaron las mollejas de 189 perdices cazadas en zonas cerealistas representativas de España, con objeto de determinar en qué medida las perdices estaban ingeriendo las semillas blindadas.
La abundancia de semillas blindadas encontrada tras la siembra (unas 11 semillas por metro cuadrado en el centro del campo y 43 en su margen) sugiere que en un área entre 6 y 50 metros cuadrados, los animales pueden ingerir dosis de ciertos productos capaces de matar el 50% en el caso de que fueran especies sensibles, o bien inducir efectos crónicos.
Los autores observaron 30 especies de aves consumiendo estas semillas en los campos sembrados, y en el caso de las perdices cazadas se encontraron 6 fungicidas y 2 insecticidas en el 32% de las mollejas. Esto es importante porque se sabe que las semillas son más del 50% de lo que comen las perdices entre Octubre y Febrero.
Como ya han apuntado estudios previos, la utilización de semillas blindadas supone un riesgo en toda regla y debieran utilizarse métodos alternativos para evitar seguir envenenando a la fauna granívora.
Muchos pensarán que estos productos son el peaje que hemos de pagar para sostener la producción de muchos alimentos, pero o se encuentra una alternativa pronto a las semillas blindadas, o nuestros campos se quedarán vacíos de aves granívoras.
Referencia del artículo
Lopez‐Antia, A., Feliu, J., Camarero, P. R., Ortiz‐Santaliestra, M. E., & Mateo, R. (2016). Risk assessment of pesticide seed treatment for farmland birds using refined field data. Journal of Applied Ecology. DOI: 10.1111/1365-2664.12668