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Ciervo. Crédito de la imagen Pixabay
EspeciesCervus elaphus

Ciervo ibérico

Inglés: red deer. Francés: cerf élaphe. Italiano: cervo nobile o cervo europeo. Portugués: veado-vermelho. Gallego: cervo común. Catalán: cérvol comú. Vasco: orein arrunta. IDENTIFICACIÓN El ciervo, también denominado ciervo ibérico en España, es el mayor de los cérvidos existentes en la Península Ibérica, si bien es más pequeño que sus parientes europeos. Pese a que sigue existiendo cierta controversia, se considera que hay dos subespecies de ciervo en la Península, Cervus elaphus hispanicus, por lo general de menor tamaño y localizado en el suereste ibérico y Cervus elaphus hispanicus, distribuido en el resto de territorio. De aspecto majestuoso, presenta un claro dimorfismo sexual tanto por el tamaño (los machos se acercan en ocasiones a los 200 kg y las hembras rondan los 100), como por la presencia de cuernas en los machos, si bien en algunas hembras se pueden observar unas pequeñas protuberancias. El pelaje en ambos sexos es de color marrón rojizo, mostrando una coloración más clara en el vientre y un escudo anal característico, delimitado por una franja oscura y de color amarillento. Como sucede en otros ungulados silvestres, durante el invierno la capa se torna un tanto más decolorada y grisácea, aunque no tan evidente como en el caso del corzo o el gamo. La cuerna del ciervo, de naturaleza ósea, ha despertado siempre un gran interés por ser un trofeo cinegético de gran valor. Los machos presentan cuerna a partir del primer año de vida, renovándola anualmente en marzo-abril, período conocido como desmogue. Poco tiempo después, por lo general en junio, ya muestran cuerna pero cubierta de una capa que se llama terciopelo, la cual es eliminada paulatinamente gracias al frotamiento de los machos contra árboles y otras superficies. A partir de los 3-4 años la cuerna presenta ya la conformación típica, con luchadera, contraluchadera, candiles y otras puntas, además de la roseta. La diferenciación sexual es muy clara en el ciervo, ya que durante la mayor parte del año los machos tienen cuernas y tras el desmogue son difíciles de confundir dado el desarrollo del tercio anterior corporal respecto al de las hembras. Sólo tendríamos problemas a la hora de diferenciar crías pero ya en cervatos con edades inferiores al año se diferencian las cuernas. Por lo que respecta a la edad, en el caso de los machos es posible relacionar la conformación y desarrollo de la cuerna hasta los cuatro años de vida. El ciervo de hasta dos años tiene dos varas sin ninguna ramificación y no muestra roseta, conociéndose como “vareto”. A partir del segundo año cada cuerna tiene una horquilla pero todavía sin roseta, siendo entonces un “horquillón”. Durante el tercer año hay que añadir una luchadera y horquilla en cada cuerna, consolidándose hasta el cuarto año la roseta. Sin embargo, se ha demostrado que el crecimiento de la cuerna es muy variable entre individuos, estando sujeto a factores genéticos y ambientales. La mejor manera de estimar la edad de machos y hembras es analizar la estructura dentaria, si bien esto sólo es posible con los animales “en la mano”. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT TÍPICO Según los últimos datos disponibles, el ciervo está distribuido en la mayor parte de la Península Ibérica, salvo en Levante y Galicia, siendo ausente en todas las islas. Las introducciones con fines cinegéticos han posibilitado que podamos encontrar ciervos en un gran número de provincias, pero atendiendo a su importancia podemos destacar el núcleo poblacional del suroeste, que engloba Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha. De menor importancia numérica pero en crecimiento serían los núcleos del noroeste (Zamora y Cordillera Cantábrica) y noreste, Pirineos, Aragón, Sistema Ibérico y País Vasco. El hábitat del ciervo está ligado por una parte a los bosques mediterráneos del suroeste y centro (paisajes adehesados con encinas y monte bajo) y por la otra a los bosques de la mitad norte (robledales, hayedos, brezales). En todo caso, según varios estudios realizados, el hábitat óptimo para los ciervos debe proporcionar alimento durante todo el año y refugio, dado que se trata de una especie presa. ASPECTOS REPRODUCTIVOS El ciervo es polígamo (concretamente poligínico), de modo que un macho reúnen un grupo de hembras durante el celo e intenta impedir que otros machos copulen con dichas hembras, de ahí que se produzcan enfrentamientos entre machos. El celo sucede desde el final del verano hasta bien entrado el otoño (septiembre-noviembre), aunque las condiciones climáticas pueden hacer variar ligeramente estas fechas. Durante el celo se escuchan los típicos berridos de los machos. Una vez finalizado el celo, los machos se separan de las hembras (en muchos casos mueren extenuados por el gran esfuerzo realizado), manteniéndose en pequeñas manadas o incluso solos. Las hembras paren uno-dos cervatillos tras 235 días de gestación aproximadamente, existiendo una concentración de partos de mayo a julio. En un principio, los cervatillos permanecen escondidos hasta varios días tras el parto, siguiendo a la madre posteriormente. La lactación comprende los 3-4 primeros meses de vida y a partir del año ya se observa cómo los machos se van independizando mientras que las hembras se quedan en el grupo de la madre. En los últimos años se ha demostrado que a las ciervas jóvenes les cuesta más gestar y mantener machos, dado que los machos pesan más al nacimiento y tienen mayores necesidades nutritivas que las hembras. ALIMENTACIÓN Una vez superada la lactación, el ciervo es herbívoro, siendo un claro ramoneador de arbustos y árboles, tales como jaras, romeros y encinas, comiendo también importantes cantidades de pasto, cereales y frutos. Como puede suponerse, la dieta del ciervo está sujeta a las distintas estaciones del año. En líneas generales hay dos estaciones de “bonanza”, la primavera, incrementándose el consumo de gramíneas y el otoño, en el que están disponibles frutos tan nutritivos como bellotas, castañas y bayas. Por contra, durante el verano escasea el vegetal “verde” así como el agua y en el invierno se incrementa el consumo de material leñoso, que puede suponer la mayor parte de la dieta. DINÁMICA POBLACIONAL El ciervo es una especie sedentaria, de comportamiento complejo pero por ello de gran interés. Como se apuntó anteriormente, el comportamiento del ciervo está determinado por el celo y la unidad familiar es de tipo matriarcal, con hembras adultas y sus crías salvo en el celo. Existe por lo general un mayor número de hembras que de machos, si bien la proporción está sujeta a la migración de individuos, la “mano del hombre” al ser cazados los machos y otros factores como la predación natural, enfermedades y disponibilidad de alimento. En los últimos cincuenta años, la tendencia poblacional del ciervo ha sido la expansión, especialmente por el interés cinegético que ha motivado las sueltas y la ausencia de predadores naturales. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una problemática en la gestión de sus poblaciones, debido a las elevadas densidades en ciertos entornos, con la aparición de enfermedades transmisibles al ganado y al hombre (zoonosis) y la competencia con el ganado doméstico, los accidentes de tráfico y prácticas de gestión dudosas como la suelta de ciervos europeos o sus híbridos. APROVECHAMIENTO CINEGÉTICO Períodos hábiles La caza del ciervo comprende dos períodos: la temporada general, de octubre a febrero y la berrea, durante los meses de septiembre y octubre. En algunas CCAA la fecha se adelanta a septiembre (Asturias) y en otras se retrasa hasta noviembre (Cantabria). Durante la temporada general el ciervo puede abatirse en monterías y ganchos mientras que durante la berrea solamente se permite la modalidad de rececho.

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