Inglés: Grey partridge. Francés: perdrix grise. Italiano: starna. Portugués: perdiz-cinzenta o charrela.
Gallego: charrela. Catalán: perdiu xerra. Vasco: eper grisa.
IDENTIFICACIÓN
La perdiz pardilla es una galliforme de tamaño parecido al de la perdiz roja, si bien es un poco más pequeña, con una longitud total de 29-31 centrímetros y pesos que oscilan los 350-400 gramos, siendo difícil encontrar ejemplares que superen este peso.
Como su nombre indica, el color general del cuerpo es pardo, aunque el vientre es más grisáceo, en los flancos y alas se observa una coloración más oscura y la cabeza presenta una coloración anaranjada, muy llamativa en los machos. En los adultos el pico y las patas son grises y los machos suelen presentar una marca ventral denominada “herradura”, si bien también puede estar presente en las hembras.
Pese a que no existe un dimorfismo sexual marcado, la observación de ciertos caracteres morfológicos permite un sexado fiable. Las hembras presentan en las plumas escapulares un barrado perpendicular al raquis, la denominada “Cruz de Lorraine”, inexistente en los machos. En los machos, el color de la cabeza es más anaranjado y a lo largo de la estación reproductora hay una línea roja muy llamativa, mientras que en las hembras es de color más claro. Otra característica que puede ayudar en el sexado es la “herradura”, más presente en machos que hembras, pero los autores sugieren que debe de completarse con la observación del resto de características. Por último, la observación del comportamiento en el campo suele ser de gran utilidad porque los machos emplean mucho tiempo en vigilancia, especialmente en la época de emparejamiento, mientras que las hembras se alimentan.
Varios estudios han demostrado que las pardillas ibéricas presentan características morfológicas distintas de sus parientes continentales. En concreto los autores apuntan que las pardillas ibéricas son más pequeñas, tienen el pico más ancho, los flancos más oscuros y los machos presentarían características típicas de las hembras continentales, como “herradura” incompletas y “Cruz de Lorraine”.
Al igual que en la perdiz roja, en la perdiz pardilla también se habla de “perdigones”, igualones y perdices del año. Los perdigones son pollitos que dependen totalmente de los padres, observándose un plumaje críptico, con un moteado en negro muy evidente durante las primeras semanas, especialmente en la cabeza. Los igualones son los pollos hasta los cuatro meses de edad, con un plumaje ocre claro, manteniendo el moteado negro en la cabeza, si bien ya se observa el barrado oscuro en alas y flancos de los individuos adultos y la cola marrón-rojiza. El plumaje se completa aproximadamente a los cuatro meses de edad, cuando ya se han sustituido las ocho rémiges primarias más internas. Es interesante fijarse en las dos rémiges más externas, que no son sustituidas hasta el otoño del año siguiente, siendo más puntiagudas y desgastadas que el resto, lo cual nos indicaría que se trata de una perdiz nacida el año anterior. A su vez, los jóvenes presentan las patas más claras que los adultos, en los cuales se observa una coloración claramente gris.
DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT TÍPICO
La perdiz pardilla ibérica está asentada en tres núcleos poblacionales: Pirineos, Sistema Ibérico y Cordillera Cantábrica. Como poblaciones notables dentro de su área de distribución destacaríamos las comarcas de Sanabria (Zamora) y Cabrera (Zamora y León), Picos de Europa (León y Asturias), Fuentes Carrionas (Palencia), Degaña y Somiedo (Asturias) y el Pirineo catalán. Por el contrario, las poblaciones del Sistema Ibérico en general se encuentran en una situación más complicada, con amplias zonas en las que se habrían extinguido.
El hábitat de la ibérica son principalmente brezales, piornales y pastizales en altura, con rangos de altitud que oscilan entre los 1000-2500 metros dependiendo de la región montañosa en que se encuentre. No obstante, el hábitat varía en el Sistema Ibérico por la influencia del clima mediterráneo, con más presencia en matorral bajo y ocasionalmente zonas reforestadas también de bajo porte. Esta selección contrasta con la pardilla continental que se asienta en llanuras cultivada a lo largo de Europa.
Otra característica de la pardilla ibérica es el nomadismo que muestra durante los momentos más duros del invierno, desplazándose temporalmente a zonas más bajas en busca de alimento y mejores condiciones climáticas.
Una práctica beneficiosa para el hábitat de la pardilla es la quema controlada de pequeñas franjas de monte, ya que favorece la disponibilidad de hábitat, si bien debe de realizarse bajo estrictos criterios técnicos.
ASPECTOS REPRODUCTIVOS
La perdiz pardilla es monógama y, por el momento, no se ha demostrado que existan cópulas fuera de la pareja. Al igual que en la perdiz roja, diferenciamos dos períodos, el de celo y reproducción y el formación de bandos.
Aunque los estudios sobre la pardilla ibérica son escasos, se sabe que en primavera se produce en celo y emparejamiento, con una elección de pareja marcada por el comportamiento del macho, siendo frecuente que éstos recorran largas distancias buscando pareja.
En dependencia de la zona y altura, la puesta comienza bien entrado mayo, con nidos emplazados en pastos y matorrales que pueden acercarse en algunos casos a los 20 huevos, completándose la incubación tras 23-24 días, sin que por el momento se haya demostrado la intervención del macho.
Los nacimientos se producen a lo largo del mes de julio y los perdigones son nidífugos. Varios estudios han revelado una supervivencia de jóvenes muy baja, con 2,5-3 jóvenes por adulto al final de la temporada.
APROVECHAMIENTO CINEGÉTICO
Períodos hábiles
El único lugar en el que se puede cazar la pardilla en España es Cataluña, comunidad en la que su caza estuvo a punto de ser prohibida. La caza se realiza con perro de octubre a enero, con un cupo de 2 perdices por cazador y día.