El año 1997 será recordado por muchos cazadores de Castilla y León y el resto de España como el de "la Tularemia de las liebres". Por primera vez se identificaba un brote de esta enfermedad bacteriana producida por Francisella Tularensis, con dos brotes importantes en las temporadas 1997-1998 y 2007-2008. La liebre ibérica fue una de las "transmisoras" de la enfermedad a los seres humanos, pero los científicos comenzaron a preguntarse si otros animales podrían estar implicados en los brotes, dado que la bacteria es capaz de transmitirse nada menos que a 250 especies.
Un trabajo retrospectivo firmado por Luque-Larena y colaboradores, estudió la relación entre las plagas de topillos que se han sufrido en Castilla y León durante el período 1997-2014 y la incidencia de la Tularemia, es decir, ¿tienen algo que ver los topillos en la aparición de casos de esta enfermedad?
Para ellos los autores recopilaron estimaciones de la abundancia de topillos mediante capturas en vivo y los casos de Tularemia en personas. Se pudo comprobar que cuando las densidades de topillos eran muy elevadas (hasta 1000 animales por hectárea), los casos en personas también se incrementaban de manera significativa. Por lo tanto, los topillos juegan un papel determinante en la transmisión de la enfermedad, lo cual permitiría predecir posibles brotes de Tularemia en años "de muchos topillos" y así establecer medidas de prevención.
Este trabajo nos recuerda la importancia de monitorizar a lo largo del tiempo poblaciones de animales (en este caso topillos) y sugiere una posible aplicación en la gestión de nuestras liebres. En años en los que existan plagas de topillos es posible que las rabonas y los cazadores nos veamos sometidos también a la enfermedad.
Referencia del artículo
Luque-Larena, Juan José, François Mougeot, Dolors Vidal Roig, Xavier Lambin, Ruth Rodríguez-Pastor, Elena Rodríguez-Valín, Pedro Anda, and Raquel Escudero. "Tularemia Outbreaks and Common Vole (Microtus arvalis) Irruptive Population Dynamics in Northwestern Spain, 1997–2014." Vector-Borne and Zoonotic Diseases 15, no. 9 (2015): 568-570.