Es una enfermedad que afecta exclusivamente a rumiantes y se transmite por mosquitos o por vía transplacentaria. En un primer momento, los animales presentan un cuadro sintomático de carácter leve, del que se sobreponen al cabo de unos días, pero que en el caso de los animales gestantes el virus se transmite por vía transplacentaria, ocasionando malformaciones e incluso abortos.
No afecta a los seres humanos y no existen riesgos para el consumidor en caso de ingerir carne de animales con este virus.
La presencia del virus Schmallenberg se ha confirmado en explotaciones ganaderas europeas y el primer caso confirmado en España fue en una explotación mixta de ganado ovino y caprino en Hinojosa del Duque (Córdoba) en marzo de 2012 donde se detectó un caso de aborto con malformaciones y síntomas clínicos de la enfermedad del que se tomaron muestras y luego fue confirmado por el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (Madrid) del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
A mediados de noviembre de 2013, la necropsia de una corza cazada en estado de extrema debilidad realizada por la Red SAGIR de la Oficina Nacional de la Caza de Francia, reveló que la condición del animal se había deteriorado después de una retención fetal y placentaria de un feto con malformaciones (torticolis e hidrocefalia).
Estas lesiones fetales son típicas del Virus de Schmallenberg en rumiantes domésticos pero nunca se habían visto ni descrito en el corzo por la red SAGIR.
La sospecha de que se tratase de una manifestación clínica de Virus de Schmallenberg motivó la realización de una PCR al feto que no demostró la presencia de ARN viral. Sin embargo, cuando se descubre la malformación, la madre suele ser más viremica que el feto, donde además el virus es a menudo indetectable. Por tanto, la serología es una herramienta complementaria para el diagnóstico pero no definitiva.
En ausencia de muestras conservadas de la corza y su feto, para evaluar si existía o no circulación del virus en la población corcera se analizaron muestras de 59 corzos cazados en un radio de 50 Km. alrededor del caso sospechoso en las dos temporadas cinegéticas anteriores (2012-2013 y 2013-2014) y almacenadas en la seroteca federal nacional.
Los resultados del laboratorio confirmaron la presencia de anticuerpos frente al Virus de Schmallenberg en los corzos analizados, lo cual permitió confirmar la circulación del virus en esta especie entre 2011 y 2013. Por otra parte, el examen de los resultados serológicos reveló una exposición máxima de los corzos adultos de la población en 2012 (en torno al 90%), momento de la supuesta exposición de la corza hallada con lesiones por distocia.
Por tanto, la corza podría haber estado expuesta durante el primer tercio de la gestación, es decir, a finales de 2012 (parada embrionaria en diciembre de 2012) y contraer el virus, toda vez que fue verificada la simultaneidad entre la presencia del virus en la zona y las lesiones observadas en la corza.
No hay constancia de la presencia de este virus en ungulados cinegéticos de la Península Ibérica pero quizás sería muy conveniente investigarlo, así como correlacionarlo en paralelo con estudios de índices de abundancia y/o reproducción de ungulados salvajes con el fin de medir el impacto demográfico de esta enfermedad sobre sus poblaciones.
Fuente y foto:
Réseau SAGIR, 2014, Surveillance sanitaire de la faune sauvage en France. Lettre n° 179. Ed. Office national de la chasse et de la faune sauvage, Paris, 9p.