Dicen Jesús Duarte y sus colaboradores en varios de sus trabajos que uno de los grandes peligros para la patirroja son los ladrones de nidos y pollos que año tras año azotan los cotos. Éste es un problema que desde siempre hemos tenido, si bien en los últimos dos años, con la intervención de la Guardia Civil en cotos de Castilla y León, la opinión pública conoció lo que muchos ya sabíamos: miles de perdices robadas, arrancadas de cuajo de los cotos en los que nacieron.
Además de estos terroristas, también hay que destacar el flaco favor que el entusiasmo de muchos cazadores (entre los que nos encontramos) puede ocasionar en las especies cinegéticas. A todos nos gusta saber dónde están los nidos, cómo va la incubación, cómo de grandes son las polladas y así un sin fín de cosas, pero esto son cosas que sólo deben saber el guarda y las personas encargadas en la gestión. No nos engañemos; todos disfrutamos cuando las cosas van bien pero si al final resulta que las perdices no criaron, que el conejo volvió a tener mixomatosis y que hay zorros por todas partes la culpa SIEMPRE será del guarda.
Este año es crítico, porque apenas si hay pájaros en el campo; hagámonos un favor y a quien quiera saber, poco y al revés.