Ciencia y Caza

Hace casi sesenta años, un puñado de técnicos del antiguo "Servicio Nacional de Caza y Pesca Fluvial" (que después se llamaría ICONA), iniciaron las primeras experiencias de cría en cautividad de perdiz roja en España, trabajos que más tarde se realizarían también en el faisán común y colines de Virgina y California. Dado que el objetivo de la cría en cautividad en aquellos años era la suelta para la repoblación, estos pioneros posiblemente nunca imaginaron que su trabajo desembocaría en cientos de granjas repartidas por nuestra geografía, que a día de hoy sostienen al sector de la caza menor y con él muchos jornales en nuestro maltrecho campo.

En efecto, la producción de caza menor se ha convertido en el pilar de muchos cotos e incluso especies como el conejo de monte se han incorporado a las granjas con bastante éxito. Las cifras de sueltas hablar por sí mismas, aunque siguen siendo un tanto confusas; posiblemente entre 3.5-5 millones de perdices, más de 100.000 faisanes, más de 225.000 conejos, quizás 1.000 liebres, etc. Y a todo esto hay que sumarle la figura de los productores de caza de granja, en los que recae la máxima responsibilidad de ofrecer caza a los cotos, que no es poco.

No todo son luces, sino que también hay sombras, cada vez más preocupantes como sucede con la perdiz silvestre. Se nos ha ido la mano con las sueltas y la suerte de la especie silvestre a muchos les ha dado igual. Se ha publicado mucha Ciencia pero son escasas las alternativas, y cada vez son más los que miran con recelo a "la caza de bote".

Quizás, como sucede en países como Reino Unido, la caza de granja pueda ser la salvación para especies que lo están pasando mal; un ejemplo son las sueltas de faisán para evitar cazar perdices, o la suelta de menos caza pero de mayor calidad.

Este es la filosofía de nuestro "Curso semipresencial sobre producción de especies de caza menor", en el que intentaremos dar una vuelta de tuerca al sector, muy necesitado de una producción que respete el bienestar animal y remueva las conciencias de los cazadores, al final los que consumen éste producto.