Frecuentemente existe un solapamiento entre la temporada de caza y el período de reproducción del jabalí. Para comprobar el impacto o repercusión que tiene sobre las poblaciones los autores del estudio (Fonseca y colaboradores), tomaron datos de los animales abatidos (edad, peso, estado reproductivo, número de fetos, etc.) durante cuatro temporadas en el centro de Portugal; clasificándose a las hembras por edades en tres grupos (bermejas, jóvenes y adultas).
Aproximadamente el 60% de las hembras abatidas estaba preñada o lo habían estado recientemente. Lógicamente, el porcentaje en las hembras adultas (83%) fue mayor que el de las hembras del año (65%).
Se calculó también el peso mínimo para que las hembras, en estado salvaje, alcancen la madurez sexual, estando próximo a los 35 kg., resultados parecidos a otros realizados anteriormente aunque bajo distintas condiciones climáticas.
La concentración de partos se extiendió de Enero a Mayo y el pico de mayor número de partos se registró en marzo, sucediendo por tanto la época de apareamiento durante septiembre-octubre, período de inicio de la caza del jabalí.
El estudio puntualiza que únicamente se pudieron obtener muestras durante el período hábil de caza, lo que indica el importante papel que juegan los cazadores y la actividad cinegética como fuente de datos para el conocimiento científico de las diferentes especies.
Por último, el tamaño medio de la camada se mantuvo entre las 2 y 6 crías/camada, entre los valores medios de la Península Ibérica.
¿Y qué concluimos de esto?
Estamos hablando del jabalí, una especie muy prolífica, con una capacidad reproductiva que permite a las poblaciones seguir creciendo a pesar de la presión cinegética que soportan y en el momento en el que se producen, en nuestro caso durante su período reproductivo.
Todo ello nos ayuda y hace pensar en la importancia de una buena gestión, de ajustar correctamente los cupos de captura, manteniendo el equilibrio ecológico y evitando un crecimiento excesivo de las poblaciones de jabalí que pueda ocasionar impactos negativos en otras especies (por ejemplo, de caza menor), daños a la agricultura, problemas sanitarios, etc.
En el caso contrario, un exceso de capturas podría provocar la reducción del tamaño poblacional por una disminución de los partos (reducción de la reproducción en general) al abatir a un número elevado de hembras adultas.
Referencia del trabajo
FONSECA, C., SOUSA, J., VINGADA, J., CANCELA, J., SOARES, M. “Monthly birth distribution of the wild boar (Sus scrofa L.) in central Portugal” Galemys 13. Año: 2001, número especial.