La vida del gestor cinegético no es fácil; hay muy poco tiempo y muchas tareas que hacer. Los censos son pieza clave para diseñar una caza sostenible pero en ocasiones cuesta mucho establecer con precisión cuánta caza tenemos. Para aprovechar al máximo nuestros esfuerzos hay que saber de antemano cuáles son los hábitos de las especies a censar y cómo influye el hábitat en la actividad de las especies. En la caza menor, la mayoría de los censos suelen hacerse al atardecer y amanecer (y por la noche en el caso de conejos y liebres), pero ¿eso es todo?
Un estudio realizado por Duarte y sus colaboradores en olivares de Andalucía comparó el número de perdices rojas censadas en función de la hora del día y la estanción del año en la que se realizan los censos. Además, tuvieron en cuenta cómo influye la cobertura vegetal que existe en el hábitat y los sistemas de riego (muy comunes en los olivares).
En los censos que se realizaron en invierno, los autores no encontraron diferencias importantes en los censos obtenidos al amanecer y al atardecer, pero en verano se contaron más perdices al atardecer. En verano, la observación de perdices fue más frecuente en los bordes del olivar (donde había más vegetación) y los puntos de riego, lo cual se relaciona con la mayor abundancia de agua, alimento y cobijo en estos lugares.
En resumen, si queremos reducir nuestro errores a la hora de censar perdices, tendremos que tener en cuenta tanto su comportamiento como aquellos elementos del paisaje que pueden atraer a las perdices. Todo ello redundará en un mejor censo y así evitaremos contar ocho donde había ochenta.
Referencia del artículo
Duarte, J., Farfán, M. Á., Fa, J. E., & Vargas, J. M. (2014). Habitat-Related Effects on Temporal Variations in Red-Legged Partridge Alectoris rufa Abundance Estimations in Olive Groves. Ardeola, 61(1), 31-43.