Inglés: mouflon. Francés: mouflon corse. Italiano: muflone. Portugués: moflâo .
Gallego: carneiro bravo. Catalán: mufló. Vasco: mouflon.
IDENTIFICACIÓN
El muflón es un bóvido alóctono, es decir, una especie introducida. Dada su parentesco con la oveja, la apariencia del muflón nos recordará a dicha especie doméstica. Destacan en el muflón las extremidades finas y el cuello largo, orejas prominentes, cola corta y presencia de cuernos desarrollados en los machos. La altura a la cruz está en torno a los 70 centímetros, con pesos que no suelen superar los 45 kilogramos en los machos y rondar los 20-30 en las hembras.
Como en otras especies de rumiantes silvestres, el pelaje cambia en función de la estación del año, aunque en general el pelo se mantiene corto y tupido, salvo en el pecho de los machos adultos que es largo. En invierno el color es de color pardo oscuro mientras que en verano tiende a ser más claro, si bien pueden existir individuos casi totalmente oscuros y otros más claros. Destacan en ambos sexos la mancha facial de color claro que va variando en función de la edad, así como el color blanco del disco anal, patas y vientre. Además, los machos muestran una mancha adicional en el dorso que se asemeja a una “silla de montar”.
Como bóvidos que son, tienen cuernos que crecen durante toda la vida (las cuernas de los cérvidos se van sustituyendo año tras año), aunque el desarrollo “en espiral” es notable en los machos, a diferencia de las hembras en los que son mucho más pequeños y no llegan a retorcerse. En consecuencia, la diferenciación del sexo no suele ser problemático y los machos pueden ser identificados fácilmente por observación de cuernos y la mancha en el dorso en forma de silla.
En cuanto a la determinación de la edad, en los machos se recurre al análisis de los cuernos, en concreto los medrones, que puede realizarse con cierta precisión, incluso a distancia, aunque la observación de éstos será más precisa con el animal en la mano. Estas rugosidades en los cuernos reflejan “la parada” en el crecimiento de dichos cuernos durante cada invierno, siendo muy útiles para la determinación de la edad hasta los siete-ocho años, aunque a partir de esta fecha el crecimiento no es tan importante y su utilidad es más limitada. Puede entonces recurrirse a la observación de la mancha facial, en ambos sexos, que se irá incrementando con la edad, llegando a los ojos a los cinco-seis años y por encima de ellos a partir de los 10 años, hablándose de “máscara” en animales viejos.
El análisis de cuernos y mancha facial no debe obviar en análisis dentario, muy frecuente a la hora de datar cualquier cérvido, que en el caso del muflón será útil especialmente en individuos menores de 4 años, que irán cambiando paulatinamente su dentición de leche por la definitiva.
DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT TÍPICO
Como se apuntó anteriormente, el muflón fue introducido en España y otros países europeos en fechas relativamente recientes, siendo nativo de Córcega y Cerdeña aunque no existe unanimidad científica sobre el origen de la especie.
Sea como fuere, a España llegaron los primeros ejemplares en los años cincuenta, acción impulsada por el desaparecido Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza. Según los datos de este organismo, los lugares elegidos fueron la Sierra de Cazorla, Toledo, Cuenca, Ciudad Real, Cáceres, Córdoba, Valencia y Tenerife, entre otras provincias. Las sueltas, que no solían ser muy numerosas dado que normalmente se soltaban un par de rebaños, han dado lugar a una importante población de miles de animales contando reservas públicas y fincas privadas en las que también se produjeron estas sueltas.
El hábitat del muflón es claramente mediterráneo, con una adaptación muy notable a diversos paisajes extremos aunque los autores señalan que las precipitaciones copiosas, sean en forma de nieve o lluvia, no suelen “agradar” al bóvido. Al igual que otros rumiantes silvestres muy ligados a los paisajes mediterráneos, el muflón selecciona ambientes variados que alternen superficie forestal y arbustiva con zonas más abiertas con pastosa. La combinación de estos paisajes son reflejo de las necesidades vitales de cualquier especie animal: agua, alimentación y cobijo.
ASPECTOS REPRODUCTIVOS
La reproducción del muflón nos va a recordar, en parte, a la de otras especies como el ciervo, dado que el muflón es polígamo y el macho va a intentar copular con varias hembras. No obstante, el muflón presenta ciertas particularidades.
La madurez sexual en ambos sexos se alcanza al año y medio de vida pero los estudios sugieren que la participación en la reproducción no sucede hasta los cuatro años. El celo comienza entre octubre y diciembre, momento en el que los machos van a intentar cubrir a las hembras, que se mantienen en grupo. Varios estudios apuntan que el comportamiento de la hembra es determinante en este sentido, dado que en dependencia del tipo de hábitat, el riesgo de depredación y la disponibilidad de alimento las hembras pueden disgregarse en grupos pequeños, que no superan los cinco animales, forzando a los machos a recorrer más terreno. Por el contrario, poblaciones en las que no exista una elevada presión de depredación y el alimento sea más disponible, los grupos de hembras serán más grandes, agrupándose los machos en torno a estos rebaños de hembras, sucediendo en ocasiones las “peleas” cuernos con cuernos, que finalmente resultan en un macho dominante que se apareará con la mayoría de las hembras y que defenderá su harén frente a “intrusos”.
La gestación dura unos cinco meses (150-155 días), agrupándose los nacimientos en las poblaciones desde finales de invierno hasta avanzada la primavera, pariendo por lo general una sola cría. La lactación comprende como media los 3-4 primeres meses de vida, permaneciendo la cría con su madre durante el primer año de vida, aunque a veces puede prolongarse más. En primavera hay una separación de sexos, de modo que los machos se agrupan por una parte y las hembras y crías por otro.
ALIMENTACIÓN
Otra característica del muflón es su adaptación a los recursos tróficos del hábitat y, aunque tenga predilección por las gramíneas, puede aprovechar otros alimentos más bastos como cortezas, hojas y musgos. Agradece la presencia de cursos de agua para abrevarse pero también aprovecha con facilidad la humedad contenida en los alimentos. Esta capacidad para adaptar su dieta ha provocado ciertos problemas en el Parque Nacional del Teide, dado que muchas plantas endémicas de este entorno (quiere decir plantas que sólo existen en esta parte del mundo), han sido diezmadas por el pastoreo del muflón, que emplean buena parte de su tiempo en alimentarse.
DINÁMICA POBLACIONAL
El muflón es sedentario y de marcado carácter gregario, con un fácil crecimiento de sus poblaciones si las condiciones son favorables, dado que la mayoría de las hembras paren si el hábitat y la presión de depredadores son los idóneos. No obstante, tenemos que recordar que las poblaciones ibéricas son introducidas y en muchas ocasiones se encuentran en fincas valladas, luego su dinámica poblacional está más condicionada por el manejo que realiza el hombre que por condiciones ecológicas. En poblaciones no introducidas se apuntan a las condiciones climatológicas desfavorables como principal factor limitante, especialmente la nieve. Por otro lado, los autores apuntan que el muflón puede incrementar su densidad en períodos de tiempo relativamente cortos (menores de cuatro y cinco años) pero que le “cuesta” mucho colonizar nuevos territorios y expandirse.
APROVECHAMIENTO CINEGÉTICO
Períodos hábiles y modalidades
La caza se autoriza desde octubre hasta finales del invierno e incluso primavera. Las modalidades contempladas en las CCAA en las que existen poblaciones son la montería, batida y el rececho, si bien ésta última es que la que goza de mayor popularidad, dado que el rececho permite abatir ejemplares con buenos trofeos.
Aunque las introducciones de especies ya no son aceptadas bajo el punto de vista de conservación, en aquellas fincas que históricamente hayan contado con muflones puede suponer un atractivo como especie diferenciada del ciervo y corzo.