Las colúmbidas son un grupo de aves, algunas de ellas cinegéticas, que destacan por su importancia en determinadas zonas de nuestra geografía, palomas, tórtolas, torcaces… son apreciadas por su vuelo y comportamiento, en ocasiones migratorio, que aseguran interesantes lances.
PALOMA BRAVÍA
La paloma bravía de nombre científico Columba livia, es la especie originaria a partir de la cual se han desarrollado las diferentes razas de palomas domésticas que hoy en día conocemos. Las poblaciones de esta especie se encuentran, en general, en aumento, sobre todo aquellas ligadas a entornos urbanos. Las causas de este notable incremento se deben, principalmente, a su facilidad de adaptación a distintos tipos de hábitats presentes en nuestra geografía y a la gran prolificidad que presenta, siendo capaz de reproducirse con unas condiciones climáticas favorables durante, prácticamente, todo el año en buena parte de España.
La paloma bravía se caracteriza por ser de mediano tamaño con unas medidas que oscilan entre los 30 y 35 cm desde la cabeza a la cola. Presentan un pico corto, ligeramente arqueado y robusto, típico de aves granívoras. Como otras muchas aves, es una especie carente de un dimorfismo sexual marcado, si bien, cuando observamos detenidamente un grupo de palomas podremos darnos cuenta de cuales son los machos, animales más corpulentos, de actitud más arrogante y vocalizaciones más intensas, sobre todo cuando se encuentran en época reproductiva.
De tonalidades grisáceas azuladas, presentan obispillo y axilas de color blanco, así como, el dorso del cuerpo es, también, más pálido que el resto. La paloma bravía pura se caracteriza por dos bandas negras transversales y continuas, perfectamente delimitadas por tonalidades más claras, que recorren las alas “manchando” sus rémiges. Si bien, esta particularidad en muchas ocasiones es difícil de observar por la amplia variabilidad presente entre los bandos domésticos, ya que, muchos criadores, a lo largo del tiempo, han ido tratando de seleccionar aquellos animales que presentaban otras coloraciones diferentes a la originaria, siendo, hoy en día, muy frecuente encontrar palomas de colores blancos, pardos o negros, o incluso, mezcla de estos con los grises originales.
La temporada de cría se extiende desde finales del invierno hasta el otoño, siendo variable en función de la climatología predominante en la zona. Las puestas se componen de dos huevos de tonalidad blanquecina, cuya incubación dura en torno a los 18 días, siendo mayoritariamente la hembra la responsable de dicha actividad, si bien, es sustituida por el macho durante algunas horas al día para que esta pueda salir del nido a alimentarse. Tras el nacimiento, los pichones son muy dependientes de los padres, nacen ciegos y con un plumón amarillento que apenas les cubre el cuerpo. Durante las primeras dos semanas, son alimentados por sus progenitores con la denominada “leche del buche” o “leche de paloma”, sustancia blanquecina rica en nutrientes que segrega el buche en esta especie como en otras de la misma Familia. A partir de este tiempo los adultos comienzan a incluir en la dieta algunas semillas. Los pichones crecen rápidamente, adquiriendo en torno al mes de edad un plumaje similar al del adulto, y siendo capaces de empezar a volar a partir de los 45 días, momento a partir del cual comenzarán a alimentarse por si solos y a volar.
La dieta de la paloma se centra en semillas, principalmente de cereales como trigo o cebada, si bien, se adapta fácilmente a las de otros cultivos de leguminosas e incluso a multitud de plantas silvestres, frutos e incluso desperdicios de diversa índole. Hoy en día, debido al carácter industrial que están adquiriendo algunos palomares de nuestro entorno, se ofertan ya piensos comerciales formulados, específicamente, para este tipo de ave, e incluso, diferentes en función del estadío fisiológico en que se encuentren los animales, o el sexo de los mismos, ya que no es lo mismo alimentar a una hembra en plena puesta que a un individuo joven, o cuando se presenta la muda.
Destaca además su comportamiento social, agrupándose en colonias compuestas por un número variable de individuos de ambos sexos, si bien, suelen emparejarse antes de la primera temporada reproductiva y conservar esta pareja en sucesivas puestas.
Su hábitat típico, históricamente, se caracterizaba por la ocupación de acantilados y roquedos, aunque, hoy en día, son comunes en cualquier parte de nuestro territorio, presentando una amplia distribución y anidando en zonas variadas, desde edificios y zonas muy humanizadas a palomares tradicionales en los que se realiza su aprovechamiento.
Se caracteriza, además, por ser un ave sedentaria, que pasa todo el año en el mismo lugar, aunque en ocasiones, en periodos fríos, se pueden observar agrupamientos de animales de mayor tamaño y movimientos ocasionales en busca de zonas cercanas de mejor calidad, aspecto que se evita en nuestros palomares, suplementando con alimento en épocas de escasez, con lo que incluso, podremos atraer a otras aves del entorno.
PALOMA ZURITA
Nombre científico: Columba oenas
De plumaje grisáceo, se distingue de la paloma bravía por un tamaño ligeramente menor, difícil de apreciar en vuelo, pero, además, carece de la típica tonalidad blanca que presenta ésta en la parte anterior de la cola. Presenta características biológicas similares a la bravía con una época de cría amplia y similar y unos censos poblacionales que en los últimos años presentan una cierta tendencia ascendente.
Una diferencia esencial es la presencia de un comportamiento mayoritariamente migrador, ausente en la paloma bravía, de modo que son aves que llegan a España en otoño procedentes de casi toda Europa, donde las temperaturas comienzan a descender, regresando al comienzo de la primavera para realizar la cría, aunque existen ya poblaciones sedentarias que completan su ciclo reproductivo en nuestra Península.
PALOMA TORCAZ
Nombre científico: Columba palumbus
Especie cada vez más abundante en estas latitudes y fácilmente diferenciable de la paloma bravía por su mayor tamaño y, sobre todo, dos marcadas manchas blancas a ambos lados del cuello, ausentes en otras especies. Son también aves mayoritariamente migradoras, como las zuritas, con las que en muchas ocasiones comparten rutas y bandos de alimentación, siendo común apreciarlas de forma conjunta. Sin embargo, son, cada vez más, las parejas que se quedan y completan la cría en nuestro país, principalmente en zonas agrestes con vegetación arbórea, aunque últimamente es también frecuente su observación en entornos urbanos. Aún así, las mayores poblaciones se concentran a finales de otoño e invierno, llegando a causar graves problemas en algunas explotaciones tradicionales agrícolas de nuestro país como puede ser la producción de bellotas, de las que se alimentan mayoritariamente esquilmando los encinares, cuando llegan en grandes bandos.
TÓRTOLA COMÚN (Streptopelia turtur) y TÓRTOLA TURCA (Streptopelia decaocto)
Son aves de morfología similar y tronco originario común a la especie que nos ocupa. Su diferenciación externa es sencilla. Son éstas, aves más ligeras, de menor tamaño y tonalidades diferentes. Por un lado tenemos la tórtola turca, de color grisáceo claro y homogéneo por todo el cuerpo, y un collar negruzco que rodea el cuello. Por otro lado está la común o europea, más pequeña incluso que la anterior, de tonalidades grisáceas, pajizas o rojizas salpicadas de barreados blancos y negros. Biológicamente hablando, las tórtolas son muy territoriales y rara vez se observan grupos de animales, salvo parejas reproductores o individuos adultos disputándose un territorio o una pareja. Esta situación se intensifica, si cabe, entre ambas especies de tórtolas, de modo que siempre se lleva la peor parte la tórtola común. Esta competencia, junto con otros factores de gran importancia como determinadas prácticas agrícolas intensivas o la sobrecaza están generando una, cada vez más, delicada situación para la especie. Las tórtolas comunes son aves migradoras que, durante el invierno, viajan a África en busca de una climatología más agradable. Por otro lado, las turcas son cada vez más sedentarias y, tras la rápida expansión que presentaron durante el siglo pasado, su presencia es cada vez más frecuente y, en algunas ocasiones, incluso preocupante por la elevada competitividad que presentan con las comunes como se indicó anteriormente, llegando a generar un importante desequilibrio ecológico.
APROVECHAMIENTO CINEGÉTICO
Períodos hábiles
La caza de las colúmbidas se efectúa durante la media veda, comenzando normalmente unos días después de la apertura de la codorniz, sobre todo en el caso de las tórtolas y siempre en función de las Comunidades Autónomas en las que practiquemos la caza.
Además, es posible aprovechar estas especies durante la general, destacando en ocasiones su caza en puestos fijos en zonas de paso de migraciones de grandes grupos de aves en zonas del norte peninsular.