El jabalí es el antecesor del cerdo doméstico y comparte con él muchas, sino todas, sus enfermedades típicas. Las poblaciones de jabalí están creciendo notablemente en los últimos tiempos y pueden mantener patógenos tanto víricos como bacterianos sin la intervención del cerdo doméstico u otras especies.
Por esto, las enfermedades del jabalí, además de la importancia que tiene per se, debemos añadirle que pueden ser transmitidas al cerdo doméstico, donde en la mayoría de las veces, se convierte en pérdidas económicas o enfermedades zoonósicas, esto es, transmisibles a nosotros mismos.
Boadella y colaboradores analizaron la presencia de 4 enfermedades infecciosas de interés en el sector porcino en poblaciones de jabalí, infección por Circorvirus porcino tipo 2, síndrome reproductivo y respiratorio porcino, hepatitis E y mal rojo, explicando además su tendencia a lo largo de once años y su relación con las condiciones ambientales.
Se estudiaron 1279 jabalíes procedentes de 25 lugares diferentes repartidos por toda la Península Ibérica. Los agentes infecciosos estudiados fueron seleccionados teniendo en cuenta su importancia sanitaria en cerdos domésticos y poblaciones silvestres de jabalíes, la posibilidad de contagiar a las personas o, incluso, su repercusión en el comercio nacional e internacional de carne porcina o de jabalí.
El circovirus porcino tipo 2 produce en el jabalí un importante retraso en el crecimiento, pérdida de peso, dificultad para respirar, fiebre y diarrea, entre otros signos. Esta infección puede incluso llegar a producir la muerte del animal.
El síndrome respiratorio y reproductivo porcino provoca importantes pérdidas reproductivas con abortos al final de la gestación y alteraciones respiratorias, con neumonías .... Este síndrome es uno de los más importantes en cerdos y jabalí, por ello, le dedicaremos una revisión más extensa para conocerlo mejor en próximos artículos.
La hepatitis E en jabalí cobra importancia por su carácter zoonósico y a pesar de no presentar signos en el jabalí es muy importante en el hombre.
Por último el mal rojo causado por la bacteria Erysipelothrix rhusiopathiae cuya gestión sanitaria en cerdos es ciertamente costosa.
Los resultados indican que las prevalencias encontradas son 48%, 26%, 2% y 15% para el circovirus tipo 2, la hepatitis E porcina, el síndrome reproductivo y respiratorio porcino y el mal rojo respectivamente. Además de estas cifras medias, los resultados obtenidos nos indican que los agentes responsables de la hepatitis E y del síndrome respiratorio y reproductivo porcino se han mantenido estables a lo largo de todo el periodo de estudio (11 años), mientras que el agente causal del mal rojo ha descendido su presencia en las poblaciones de jabalí estudiadas.
En cuanto a la relación de las características ambientales y la presencia de dichas enfermedades, los autores indican que manera general las prevalencias fueron siempre mayores en poblaciones cercadas que en poblaciones abiertas. En cuanto a la edad, se observó que los juveniles presentaron mayor presencia de mal rojo que los adultos, siendo esta la única patología estudiada que presenta diferencias para esta variable.
A modo de conclusión de interés para la gestión cinegética el artículo señala que elevadas densidades o factores como la agregación de animales en momentos puntuales, comederos, bañas... siguen actuando en el mantenimiento de altas prevalencias de agentes infecciosos. Por lo tanto es esencial mantener una especial vigilancia en estas condiciones y prestar especial atención a su gestión para evitar brotes clínicos que puedan causar importantes bajas en las poblaciones gestionadas.
Referencia bibliográfica:
Boadella, M., Ruiz‐Fons, J. F., Vicente, J., Martín, M., Segalés, J., & Gortazar, C. (2012). Seroprevalence evolution of selected pathogens in Iberian wild boar. Transboundary and Emerging Diseases, 59(5), 395-404.