Si hay alguna enfermedad que los cazadores conocen, ésa es la Triquinelosis.
El parásito sigue estando presente en los jabalíes que cazamos y casi todos hemos conocido alguna "historia" de alguien que, por no llevar las muestras al veterinario, la acabó "cogiendo", incluso en ocasiones con repercusiones muy graves como el último caso conocido en Aragón hace algún tiempo en el que hubo cinco afectados de los cuales uno acabó falleciendo.
Un artículo firmado por M.J. Zamora y colaboradores nos pone al día sobre la Triquinelosis en la Península Ibérica.
En España, las dos especies más frecuentes son Trichinella spiralis y Trichinella britovi, muy presentes en la fauna silvestre pero en menor medida en los cerdos domésticos. Además, en los últimos años se ha diagnósticado también Trichinella pseudospiralis, que a diferencia de las anteriores, no forma los típicos quistes microscópicos en forma de limón entre las fibras musculares sino que las larvas permanecen libres entre las fibras, complicando aún más su diagnóstico. Esta presencia ha provocado una revisión por parte de la Unión Europea en cuanto a la normativa sobre diagnóstico de triquinas, de manera que ahora todos los veterinarios están obligados a utilizar un método de digestión artificial y no se autoriza ya el uso de los tradicionales triquinoscopios.
En Portugal, Trichinella britovi sólo ha sido identificada en carnívoros silvestres.
Para el período estudiado, en España se identificaron 384 casos de Trichinella en cerdos y 1399 en jabalí.
En el 2014 se identificó por primera vez en Gerona Trichinella pseudospiralis, además puede infectar tanto a mamíferos como a aves y se sabe que éstas pueden dispersar el parásito, lo cual supone un riesgo para zonas que no han tenido contacto previo con esta especie de Trichinella.
A raiz de estos hallazgos, en el año 2015 se publicó el Reglamento (CE) de la Comisión, de 10 de agosto de 2015, por el que se establecen normas específicas para los controles oficiales de la presencia de triquinas en la carne que derogaba el anterior y que, como novedad, destaca que el diagnóstico mediante triquinoscopio ya no se podría considerar seguro al aparecer esta especie T. pseudospirallis cuyas larvas no permanecen encapsuladas entre las fibras musculares de modo que podrían confundirse con éstas.
Como conclusión, no debemos bajar la guardia ante una zoonosis que sigue estando presente en el jabalí, más si cabe cuando Trichinella pseudospiralis requiere de diagnóstico por un método denominado "de digestión". En este sentido es necesario indicar que España cuenta con uno de los sectores industriales de carne de caza más desarrollados de la Unión Europea por lo que la carne comercializada desde las industrias es completamente segura y de gran calidad.
Sin embargo, el problema surge en carnes de "autoconsumo" cazadas por nosotros o por algún vecino o amigo que no han pasado los imprescindibles controles veterinarios, poniendo entonces en riesgo nuestra propia salud y la de aquellos que confiados comparten mesa con nosotros.
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Referencia del artículo
Zamora, M. J., Alvarez, M., Olmedo, J., Blanco, M. C., & Pozio, E. (2015). Trichinella pseudospiralis in the Iberian peninsula. Veterinary parasitology. 210(3-4) DOI: 10.1016/j.vetpar.2015.04.004