La toxoplasmosis, producida por el parásito (protozoo) Toxoplasma gondii, es una enfermedad bastante conocida por el riesgo que tienen las embarazadas, dado que puede afectar negativamente al feto e incluso producir su muerte. Pese a que los gatos tienen un papel crucial a la hora de transmitir la enfermedad a los humanos a través de sus heces, se sabe que los perros también pueden jugar un papel importante, dado que pueden revolcarse en las heces de los gatos y comérselas.
Un trabajo de Cano-Terriza y colaboradores estudió la prevalencia de la toxoplasmosis en perros, escogiendo Andalucía y Ceuta. En total, se analizaron muestras de sangre de 769 perros en 155 ciudades entre 2013 y 2015, obtenidas en clínicas veterinarias. Para cada perro, se cogieron datos como su edad, sexo, raza, tamaño y actividad del perro (mascota, caza o guarda).
El 31% de los perros fueron positivos, estableciéndose un mayor riesgo de infección para los perros mayores de 25 meses, perros de caza y razas grandes (altura a la cruz superior a 60cm). La provincia con más casos positivos fue Huelva y ni el sexo ni la raza tuvieron influencia alguna.
Según los autores, el hecho de que los perros de caza y de mayor tamaño sean más propensos a tener toxoplasmosis se debe a que estos perros tienen mayores oportunidades de entrar en contacto con especies que sí tienen toxoplasmosis, como el conejo de monte y algunas especies de caza mayor. Por lo tanto, es recomendable que estos perras coman pienso o al menos comida cocida y no hay que descuidar sencillas medidas de higiene como lavarse las manos tras haber estado en contacto con perros.
Referencia del artículo
Cano-Terriza, D., Puig-Ribas, M., Jiménez-Ruiz, S., Cabezón, Ó., Almería, S., Galán-Relaño, Á., ... & García-Bocanegra, I. (2016). Risk factors of Toxoplasma gondii infection in hunting, pet and watchdogs from southern Spain and northern Africa. Parasitology international, 65(5), 363-366.